Islam y Navarra, difícil matrimonio

Diario de Noticias, 07-09-2006

la integración de las personas inmigrantes, especialmente del colectivo islámico, acarrea muchas dificultades y complicaciones. Ésta fue la principal conclusión que cuatro expertos extrajeron en una mesa redonda producida dentro del curso España ante el islam. Confrontación e integración de civilizaciones organizado por la Universidad de Navarra. En la Comunidad Foral 55.000 personas son inmigrantes, el 9% de la población, además este fenómeno se ha producido en muy poco tiempo. El profundo cambio sociológico ha despertado muchos desafíos y sobre ellos debatieron Vicente Blasco, miembro de Cáritas, Susana Obanos, trabajadora del servicio de mediación intercultural del Ayuntamiento de Pamplona, Celina Domaica, de la fundación Core y un representante de la comunidad islámica.

La primera dificultad que se plantea es la delimitación conceptual del término integración. “Es una palabra que es como el vuelo de una mariposa. Todo el mundo habla de integración pero nadie sabe a qué se refiere realmente. Empezando por los partidos políticos, siguiendo por las organizaciones y por los técnicos. Además el Gobierno cuando habla de integración lo hace exclusivamente en documentos”, aseguraba rotundamente Vicente Blasco. Por su parte Celina Domaica se aventuró a dar una definición del término: “Es la capacidad de un grupo para mantener un intercambio de valores, de normas, de modelos de comportamiento con otros grupos desde una posición participativa, de igualdad y de no discriminación. Por ello, al final hablar de integración es hablar del tipo de sociedad que queremos”.

En algunos aspectos la integración de los inmigrantes es igual para todos los colectivos, por ejemplo en el acceso a la vivienda o la consecución de papeles de residencia, pero en otros casos la situación varía mucho para el colectivo islámico. La principal dificultad con la que se encuentra este grupo son las diferencias culturales ya que el colectivo islámico es muy hetereogéneo y con unos valores y costumbres muy diferentes a los occidentales. Existen bastantes diferencias con respecto a los roles de género, al nivel educativo e idiomático y a la edad de acceso a los principales acontecimientos vitales, como el trabajo o el matrimonio. En cambio, según afirmaba Susana Obanos: “No existen dificultades específicas por el tema religioso”.

Vicente Blasco reflejó estas diferencias con el ejemplo de una joven estudiante: “Esa chica marroquí era una lumbreras , nunca bajaba de sobresaliente, estaba claro que debía ir a la universidad. Desde Cáritas nos pusimos en contacto con sus padres, la joven podía estudiar sin pagar nada gracias a las becas y ayudas pero para el padre esa situación era inconcebible y aunque insistimos muchísimo, la joven no pudo estudiar ya que era menor de edad y el padre se lo impidió”, recordaba Blasco.

desconocimiento La sociedad de acogida, por lo general, conoce muy poco la cultura islámica, lo que perjudica la integración. De hecho, según afirmó Susana Obanos: “Existe un estereotipo del musulmán único, cosa que no ocurre con otras religiones. Pensamos que todos los musulmanes son iguales y no tenemos en cuenta que es un colectivo muy hetereogéneo, que sus lugares de procedencia son diferentes y que la práctica religiosa varía en cada persona”. Además otra dificultad es “la mala visión que se tiene del colectivo islámico, sobre todo de los magrebíes. Algunos que recuerdan la situación histórica española siguen viendo a los moros como los malos”, añadió Vicente Blasco.

Desde principios de los años 90 Navarra ha pasado de 4.000 a 55.000 extranjeros asentados en la comunidad y “no se nos ha caído la sociedad, ni se ha roto ni hemos tenido catástrofes, como algunos auguraban – manifestó Susana Obanos – . El problema es que muchas personas quieren que los inmigrantes sean invisibles, no quieren verlos por las calles”. El asentamiento y concentración de musulmanes en determinados barrios no resulta perjudicial para la integración, “es mucho más preocupante la concentración educativa que la geográfica”, explicó Susana Obanos

Por su parte, el representante de la comunidad islámica destacó que muchos musulmanes tienen un conflicto de identidad porque quieren integrarse en la sociedad navarra y, al mismo tiempo, no perder sus raíces islámicas. “Muchos no son ni de aquí ni de allá y por eso sufren. No saben si pertenecen a la sociedad navarra o a su país de origen”. Contó su experiencia personal como profesor de una escuela de Islam en la Mezquita: “Los niños de familias que se han traslado a Navarra se integran bastante bien en los colegios, aprenden el castellano sin ningún problema. Yo tengo ocho alumnos y sólo uno de ellos habla árabe, el resto no sabe ni una palabra y esta situación preocupa mucho a sus padres porque están perdiendo parte de sus raíces”.

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