Ciudadano inmigrante

La Vanguardia, 05-09-2006

M. MORENO PRECIADO Tres Cantos (Madrid)
La reacción de los nacionalistas a la propuesta de voto para los inmigrantes me ha sorprendido por su contundencia. ¿Qué temen? Temen, quizá, que sus proyectos asimilacionistas no prosperen de igual forma. Ellos quieren al pobrecito inmigrante,sin poder, a quien recoger en su regazo y moldear a su medida. Dentro de esa perspectiva asimilacionista figura, en primer lugar, la adquisición de la lengua catalana, elemento clave del hecho diferencial catalán.

La idea del Gobierno les ha pillado a contrapié. ¿Qué control se puede tener sobre personas que son ciudadanos de pleno derecho? ¿Y si este poder les hace pensar en no desvincularse de su país y de su cultura de origen? ¡Horror! ¿Y si en lugar de aprender catalán les diera por aprender – en primer lugar- castellano, por considerarlo más útil? ¡Terror! ¿Y si al convertirse en castellanohablantes les diera por considerarse tan españoles como catalanes y votar opciones políticas no nacionalistas? ¡Furor!

Decididamente, los nacionalistas no han entendido nada de los nuevos tiempos que corren; siguen anclados en el miedo al diferente y por eso en los aspectos relativos a la identidad cultural mantienen los mismos planteamientos retrógrados de siempre.

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