"La sociedad debe presionar a sus políticos por un acuerdo de paz"

El País, 02-09-2006

“Toda medida que pueda acercar a las partes contribuye a la paz, pero sin olvidar el pasado y lo que se ha sufrido de un lado y de otro”

Marcello Scarone (Montevideo, 1967) es doctor en Relaciones Internacionales y especialista del Programa de la Sección de Lucha contra el Racismo y la Discriminación de la División de Derechos Humanos de la Unesco. Ayer participó en el curso de verano de la UPV Ciudad, derechos humanos y paz.


Pregunta. ¿En este mundo globalizado, qué papel pueden jugar las ciudades en la defensa de los derechos humanos y la paz?


Respuesta. La población del mundo es cada vez más urbana y la población migratoria, aquella que lleva una cierta diversidad cultural a un país, es la que sobre todo se concentra precisamente en el área urbana. Es en las ciudades, por tanto, donde surgen muchos de los problemas de racismo y discriminación y donde se dan violaciones de derechos humanos. Por eso, las ciudades, las autoridades locales, tienen el papel más importante a la hora de tratar estos asuntos y encontrar soluciones.


P. ¿Qué acciones pueden llevar a cabo?


R. Para empezar, las autoridades municipales deben crear normativas contra el racismo y la discriminación. Y si ya las tienen, adaptarlas a la nueva realidad para que sean más eficaces.


P. ¿Y qué más?


R. También tienen que hacer un trabajo de sensibilización, que pasa por dar a conocer y promover las ventajas de la diversidad cultural. Las ventajas de convivir con personas de otros países, culturas y religiones, pero también las ventajas de no discriminar a las minorías por cuestión de género, orientación sexual,…


P. ¿Es imprescindible que las autoridades locales trabajen conjuntamente con las ONG?


R. Sí. Tiene que darse ese trabajo conjunto, porque si bien las autoridades son las que tienen el poder para adoptar ciertas normativas, la sociedad civil y los grupos que representan a las minorías o a quienes se sienten discriminados tienen más información y quizá también la llave para la solución de los problemas que les afectan.


P. ¿Cómo ve la marcha del proceso de paz en Euskadi?


R. Desde un punto de vista diplomático, dejar el conflicto atrás y tratar de dialogar para ver si se encuentran soluciones es bueno. Ahora, es importante que no quede todo en charla y que se adopten decisiones que efectivamente se puedan ejecutar. Lo que está pasando es interesante. El tiempo dirá si sigue adelante o no. Deseamos que así sea.


P. En este caso, ¿cómo puede intervenir la sociedad vasca?


R. Debe involucrarse en este tema, seguirlo de cerca y exigir a sus representantes políticos que empiecen a encontrar soluciones. Debe presionar a sus gobernantes para que alcancen un acuerdo de paz que pueda satisfacer tanto a un lado como a otro.


P. ¿Vería bien una consulta popular para saber qué quieren los ciudadanos?


R. Nunca está de más saber qué está pensando la sociedad sobre diferentes cuestiones. En muchos lugares del mundo los gobernantes actúan sin saber cuál es el sentimiento de la ciudadanía.


P. ¿Cree que sería positiva para el proceso la derogación de la Ley de Partidos o el acercamiento de los presos de ETA?


R. Al no tener mucha información, no puedo opinar concretamente sobre estos temas, pero toda medida que pueda acercar a las partes – sin olvidar, porque uno nunca debe olvidar el pasado y lo que se ha sufrido de un lado y de otro – puede contribuir a la paz.

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