PRECAMPAÑA ELECTORAL // LAS POLÍTICAS DE LA IGLESIA

Pujol tacha de cobarde a medio episcopado catalán

El Periodico, 22-08-2006

EL PERIÓDICO
PRADA

Con el tándem Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida peleando a pecho descubierto contra el voto inmigrante, el patriarca político de ambos, Jordi Pujol, abrió un nuevo frente de batalla preelectoral. El expresident acusó a la mitad del episcopado catalán – – “no vamos a dar nombres, aunque todos los tenemos bien localizados”, dijo amenazante – – de exhibir una absoluta falta de coraje a la hora de oponerse a las ofensivas españolistas de la Conferencia Episcopal.
El origen de la acusación fue el reciente intento de un amplio sector de la Iglesia española de declarar la unidad patria prácticamente un valor teológico. El vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Antonio Cañizares, llegó a plantear, por ejemplo, que España perdería su identidad cristiana si se consumara algún proceso de autodeterminación por parte de alguna comunidad autónoma. Ante ese argumentario, denunció Pujol, solo “cinco o seis” de los 11 obispos catalanes se opusieron, y el resto calló “porque no tuvo la valentía” de hacerlo. El exlíder de CiU advirtió de que la Iglesia local “no podrá ser útil a Catalunya si es débil y llena de contradicciones y complejos”.
Pujol lanzó su andanada en una conferencia sobre cristianismo celebrada en la Universitat Catalana d’Estiu, en Prada de Conflent, a donde acudió acompañado de su esposa, Marta Ferrusola. En esencia, denunció una suerte de complot. “Hace años que hay una acción por parte del catolicismo español, de algunos muy conservadores catalanes y de sectores del anticatalanismo de decapitar la unidad de la Iglesia catalana”, avisó.

OFICINA EN ROMA
El expresidente de la Generalitat, católico practicante, recordó el, a su entender, vital papel de la Iglesia tras la guerra civil española a la hora de mantener encendida la llama de “la catalanidad”.
La excursión histórica le dio pie a culpar en parte de la situación actual al tripartito. Afirmó que el cierre de la oficina de la Generalitat en Roma, aunque ésta tenía solo cometidos culturales, cortó un canal de comunicación con el Vaticano. Eso, unido a los “cortes de mangas” que desde el Govern se han lanzado a las autoridades católicas – – tal vez se refirió al conocido episodio de la corona de espinas protagonizado en Jerusalén por Josep Lluís Carod – Rovira y Pasqual Maragall – – , pintan un negro futuro. “Hemos provocado tanto que para próximos obispos catalanes nos enviarán gendarmes”, temió.

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