Vox mantendrá la representación de su única parlamentaria por Álava en la próxima Cámara vasca tras haber eludido la presión del PP –que aspiraba a arrebatárselo– en las elecciones del 21-A, en las que incluso ha crecido tímidamente en votos en los tres territorios históricos. Amaia Martínez se felicitó este lunes del «crecimiento» de su formación en el País Vasco y de que podrá «seguir dando la batalla» en el Parlamento en la legislatura que comienza.

En una primera valoración de los resultados electorales, Martínez mostró su satisfacción por el escaño logrado y «el crecimiento del partido» en Euskadi, aunque reconoció que no era un día «especialmente alegre porque el separatismo ha vuelto a ganar en las urnas», en referencia a PNV y EH Bildu. En cualquier caso, indicó que el objetivo de Vox en la próxima legislatura pasará por «volver a ser oposición y sacar temas que otros partidos no tienen intención de poner sobre la mesa pese a que preocupan a todos los vascos», como la inmigración ilegal. «Seguiré dando la batalla», subrayó.

Desde la sede de Vox en Madrid también valoraron este lunes los resultados de las elecciones vascas y aprovecharon para cargar contra el PP de Feijóo. El secretario general de Vox, Ignacio Garriga, acusó al líder de los populares de ser «corresponsable» del Gobierno que se constituya en el País Vasco. «Una vez más se equivocan de enemigo y de aliado», censuró.

El 21-A ha avivado las tensiones entre PP y Vox. Los de Santiago Abascal celebran el hecho de haber resistido en las elecciones vascas al haber mantenido su único escaño, aunque cargan con dureza contra los populares por «basar» su estrategia de campaña en demonizar a los voxistas para buscar su desaparición del Parlamento Vasco.

El dirigente voxista aprovechó la ocasión para afear a Génova y a los líderes territoriales del PP su postura beligerante con Vox –que el domingo consiguió 21.396 votos, 3.500 más que los recibidos respecto a los comicios de 2020–. «Si la estrategia es intentar matar o intentar silenciar a Vox, que abandonen toda esperanza», advirtió Garriga.

El riesgo de una desaparición del Parlamento Vasco era real y muchas encuestas preelectorales así lo apuntaban, aunque finalmente Vox resistió y añadió esos 3.500 adicionales a su cuenta de resultados. La formación de ultraderecha ha crecido en papeletas en los tres territorios. De esta forma, cumplió con la meta fijada antes de la cita electoral: retener el escaño de su candidata, Amaia Martínez, el único con el que contaba desde 2020, y no desaparecer por primera vez de una institución donde ya está presente.

El escaño estaba en el aire
El partido de Santiago Abascal era plenamente consciente de que superar el escacho cosechado en las últimas autonómicas resultaba casi imposible y que las expectativas pasaban solo por una presencia simbólica. Incluso existía el temor real de que una alta participación les hiciese perder dicho diputado.

Pero Álava, el territorio por el que se presentaba su candidata y donde el partido volcó sus esfuerzos los últimos días de campaña con actos en Labastida, Oyón, Laguardia, Nanclares de la Oca o Vitoria, ha resultado clave de nuevo para conseguir que Vox tenga voz en el País Vasco.

En la derecha radical sabían que la viabilidad de conseguir un escaño pasaba por Álava, al tratarse de un territorio sobrerrepresentado en el Parlamento, ya que se reparte el mismo número de escaños (25) que en Bizkaia y Gipuzkoa, a pesar de tener mucha menor población. Lo que lleva a que sean necesario un menor número de votos para lograr escaño. Las papeletas obtenidas por Vox en las urnas instaladas en Álava le han bastado para seguir en el Parlamento la próxima legislatura.

«Vamos a seguir siendo la voz de todos esos vascos que mantienen intacta la esperanza y que creen que es posible un País Vasco libre de separatismo e inseguridad», aseguró la noche electoral Amaia Martínez desde Vitoria, donde el partido instaló su particular cuartel para seguir los resultados.