Condenado por corrupción el comisario jefe de Barajas durante nueve años en el 'caso Villarejo'

La Audiencia Nacional considera probado que Carlos Salamanca, a cargo de la seguridad del aeropuerto entre 2006 y 2015, aceptó dádivas en especie y en metálico cuando estaba en activo para favorecer a empresarios de la familia Obiang

Diario Vasco, Mateo Balín Madrid, 18-04-2024

Carlos Salamanca, el comisario jefe del aeropuerto Madrid-Barajas entre 2006 y 2015 y con más de 40 años de servicio a sus espaldas, ha sido condenado a cinco años y ocho meses de prisión por corrupción en la primera pieza del ‘caso Villarejo’, llamada proyecto King.. El tribunal de la Audiencia Nacional que lo juzgó en enero pasado considera probado que en sus años en activo (2010-2015) aceptó dádivas en especie y en metálico, entre ellas coches de alta gama, relojes de lujo o dinero, por parte de dos empresarios como recompensa para dar «el mejor trato y consideración» a los clientes y familiares de ejecutivos de la petrolera de Guinea Ecuatorial cuando aterrizaban en España.

Al otro acusado en esta pieza, el empresario y abogado Francisco Menéndez, considerado el denunciante que acabó con el comisario jubilado José Manuel Villarejo y el propio Carlos Salamanca detenidos en noviembre de 2017, el tribunal de la Sección Cuarta de lo Penal le castiga a la pena de tres meses de prisión por un delito de cohecho activo cometido por particular, aunque le aplica la atenuante analógica de colaboración en grado de muy cualificada.

PUBLICIDAD
Puy du Fou España

¿A qué esperas para conocer el parque más premiado del del Mundo? Disfruta de un día en familia o entre amigos.

Compra ya tus entradas
Inspired by

La Sala presidida por Ángela Murillo condena a Salamanca por un delito continuado de cohecho pasivo (cinco años y un mes) y a otros siete meses de prisión por cohecho pasivo impropio. Además, ordena que restituya al Estado la cantidad de 457.298 euros y el comiso de los relojes de las marcas Rolex y Hublot. El tribunal absuelve a ambos acusados del delito continuado agravado contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, en su modalidad de favorecimiento de la inmigración ilegal, y delito continuado de prevaricación administrativa.

La sentencia de más de 200 páginas considera probado que Salamanca, hoy comisario jubilado, aceptó regalos, pagos en efectivo y viajes que en el caso del empresario Menéndez lo fueron como recompensa para que dispensara un mejor trato a sus clientes ecuatoguineanos, familiares del presidente Teodoro Obiang.

En el caso del empresario ya fallecido Fernando Luengo, la Sala considera acreditado que entregó a Salamanca como mera atención y en consideración a sus cargos policiales un Porsche Cayenne. El caso de Menéndez, se considera probada la entrega de un Porsche Panamera, dos relojes de lujo, un viaje familiar a Londres y distintas cantidades económicas.

No pudo dar explicaciones
El tribunal indica que por la cantidad de las dádivas y por su elevada cuantía «no puede concebirse que las entregas y correlativas recepciones de dinero y otros efectos se trate de meros regalos efectuados entre personas unidas por una relación de amistad», como pretendió hacer ver Salamanca, que en su declaración en el juicio negó que favoreciese al empresario desde su posición. «¿Dónde está el trato VIP? ¿Pero no conocía yo a todo el mundo? ¿No hacía yo una llamada por teléfono y todo el mundo se ponía firme? Todo está en su imaginación», afirmó el acusado de 67 años.

Para los jueces, el cohecho pasivo continuado cometido por el comisario se ha acreditado en las actuaciones porque no supo dar explicaciones razonables sobre la pertenencia y permanencia en su domicilio de la ingente cantidad de objetos suntuarios y suministros gourmets que se intervinieron, ni del viaje a Londres con que fueron agasajados él y su esposa, habiendo admitido ciertos abonos.

Uno de esos pagos, según la sentencia, aparece en la conversación mantenida con Menéndez para que fuera espléndido a la hora de regalar al hijo del primero con motivo de su boda (25.000 euros en total), «no pudiendo negar los abonos que se hacían de los gastos de los vehículos que utilizaba, ninguno de los cuales estaba a su nombre. Tales gastos, por su cuantía y su constancia, exceden de los que un simple amigo efectúa, especialmente cuando el que los realiza niega que se trataran de meras liberalidades, pues tendían a buscar un trato de favor para sus clientes relacionados con la empresa nacional de petróleo de Guinea Ecuatorial (Gepetrol)».

«Era el ‘pagafantas’ de todas las fiestas»
En el juicio, el acusado arrepentido Francisco Menéndez relató que la relación con Salamanca se consolidó y entre 2012 y 2015 le entregó «dádivas de lujo, en dinero y en especie, tanto para él como para sus familiares más cercanos». «El dinero en efectivo entraba con fluidez por Barajas. No se declaraba. Yo era el receptor de ese dinero y de su inversión en España. Hasta que un día el Banco de España puso problemas y se complicaron las cosas. Ahí apareció Fernando Luengo, ya fallecido, que me puso en contacto con Carlos Salamanca. Me dijo: ‘Trátalo bien, cuídale bien y te hará una serie de favores’», confesó.

«Salamanca era un amante del lujo y de la buena vida; mi relación era por interés. Era un nombre super importante, con una llamada de teléfono llegaba a los poderes más importantes del Estado, era como conocer a Dios, no dejaba de cuidarle. Su lema era ‘quid pro quo’; él sabía que yo era un pozo sin fondo de dinero. Mucha gente le cuidaba y le daba mucho cariño», añadió. «Que yo recuerde le di 25.000 euros en su despacho y otros 47.000 en el asador Frontón», enumeró, pero hubo otras entregas en Casa Piluca (Madrid), en el Hotel Barceló de Sancti Petri (Cádiz) o en la casa de Salamanca de Colmenarejo (Madrid).

Menéndez, que registró todas estas entregas y entregó a un excolaborador del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Daniel R. Vidal, documentos contra los comisarios que originaron el caso, explicó también el miedo que sufrió cuando decidió denunciar ante la Fiscalía Anticorrupción. «Pedí protección para mi familia cuando se complicó la cosa. El melón había que abrirlo poco a poco, porque había mucho y se está viendo ahora. Estos señores (Salamanca y Villarejo) tienen tentáculos que llegan muy dentro del poder del Estado: judicial, legislativo, ejecutivo, policial…Yo ahora estoy arruinado y muy jodido. He sido el ‘pagafantas’ de todas las fiestas». La sentencia de este miércoles al menos ha sido un leve alivio para el arrepentido.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)