Día Internacional del Pueblo Gitano

Gitanas con voz propia e «independientes»

Diario Vasco, Patricia Rodríguez, 08-04-2024

Se definen como «gitanas vascas e independientes». La donostiarra Saray Jiménez y la urnietarra Mireia Blanco son dos mujeres con voz propia. La primera es hija de comerciantes ambulantes. Continuó con la tradición familiar hasta los 19 años, cuando decidió cambiar de vida. Ahora ha conseguido un trabajo en un hotel y se ha propuesto aprender idiomas. La joven Mireia, de 19 años, decidió apostar por la formación para labrar su futuro. No quiere «depender de nadie» y tras tres años de casada y dedicada a las tareas del hogar se ha separado y también ha encontrado trabajo. Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas y en alguna que otra ocasión han sentido los zarpazos de la discriminación por parte de una sociedad que no alcanza todavía a dirigirles una mirada justa.

El suyo continúa siendo un pueblo desconocido. Los prejuicios y el rechazo siguen siendo el pan de cada día para muchos gitanos y gitanas a la hora de alquilar una vivienda, acceder a un empleo o entrar en un supermercado. En el Día Internacional del Pueblo Gitano, que se celebra hoy, reivindican acabar con los estigmas y logra la igualdad de oportunidades. «Todos somos personas», destacan.

Según el informe Neurtu 2022 que realiza el observatorio Ikuspegi para conocer la actitud de la población vasca hacia este colectivo. El estudio constata que, en su mayoría, la sociedad reconoce y denuncia que existe discriminación hacia la población gitana en diferentes dimensiones. A pesar de ello, sigue manteniendo posturas ambivalentes en cuanto a algunas creencias e ideas estereotipadas; asimismo, se muestra menos cómoda cuando hablamos de los ámbitos de relación y convivencia más íntimos y cercanos.

A partir de los 15 años tan solo el 20% de la población gitana está escolarizada y el 24% tiene completada la ESO
En este sentido, hay algunos indicadores «preocupantes» en lo que respecta a la predisposición a la discriminación hacia las personas gitanas en el ámbito laboral y la evitación de la convivencia: Solo el 40% aceptaría vivir en un edificio o un barrio donde residan muchas personas gitanas; otras tantas intentarían evitarlo (40,9%) y el 15,3% rechaza directamente esta posibilidad.

En el ámbito del empleo, las personas gitanas se mueven en un mercado laboral «desfavorable», con una baja contratación y un alto grado de temporalidad. Tres de cada diez personas en Euskadi declaran que, si tuvieran que contratar a alguien, a igualdad de formación y experiencia, evitarían contratar o directamente no contratarían a una persona gitana.

Más del 40% de la población declara haber sido testigo de comentarios negativos o rumores sobre alguna persona gitana, mientras que más del 34% dice haber presenciado burlas, bromas, chistes, imitaciones o similares. En el ámbito educativo, tan solo el 24% de la población gitana entre 16 y 19 años tiene completados estudios de ESO y el 50% se encuentran en centros segregados. A partir de los 15 años, tan solo el 20% está escolarizado. En el apartado de salud, el informe destaca que las personas gitanas tienen una esperanza de vida entre 10 y 15 años menor que la sociedad mayoritaria.

Cuando se pregunta por la simpatía y el grado de tolerancia hacia las personas gitanas, los valores son más bien bajos. Así, el grado de simpatía, en una escala de 0 a 10, obtiene un 5,79 puntos de media, mientras que la tolerancia personal declarada es de 6,65 puntos sobre 10.

«La mayoría no cuenta con referentes con estudios y el trabajo de motivación con ellos es muy importante»
Desde la Fundación Secretariado Gitano en Gipuzkoa, su coordinadora Eli Iriarte explica que «aún hay mucho estigma», desde las comunidades de vecinos, donde «la gente prefiere que no haya gitanos en su vecindad», hasta en el mercado laboral. «Aunque sí hay empresas en Gipuzkoa, cerca de una veintena con las que colaboramos, que están muy implicadas y les brindan la oportunidad como a cualquier otro. Y el feedback que tenemos es muy bueno».

No obstante, la formación académica de las personas gitanas no suele concluir en un título, y repercute directamente en el acceso al mercado laboral. «Optan a puestos más bajos», apostilla Iriarte, que trabaja con estos jóvenes en los itinerarios de formación y empleo el año pasado atendieron a 200 personas, más de la mitad de ellas menores de 30 años; el porcentaje de inserción ronda el 35%. Explica que «son procesos muy largos. La mayoría no cuenta con referentes con estudios y el trabajo de motivación que se realiza con ellos es muy importante. Son trayectos largos porque tienen muchas inseguridades. Hoy en día siguen siendo señalados como ‘el gitano’ o ‘la gitana’ y hay que hacer mucha labor de autoconfianza», añade.

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