Altamar, un seguro de vida para cientos de niños de La Trinidad y El Perchel

La entidad apuesta por reforzar la educación y calidad de vida de niños y familias en riesgo de exclusión social en Málaga

La Razón, FRAN CÁRCELES, 22-03-2024

Altamar es un centro que puso en marcha un grupo de mujeres en 2005 y en el que han ofrecido apoyo y educación integral a más de un centenar de niños, además de asistir las necesidades de sus familias en riesgo de exclusión.

La directora de la entidad, Victoria Marín, es eje del proyecto y una de las personas que mejor entiende a las familias que pasan por el centro situado en el barrio de La Trinidad y El Perchel, una zona de Málaga en la que «miles de personas luchan cada día por vivir, enfrentándose a la precariedad y a las múltiples formas de violencia impuestas por la exclusión social», explican desde la entidad. «Atendemos a 170 usuarios a través de diferentes proyectos para favorecer la inserción social de niños en familias en situación de vulnerabilidad», señaló Marín durante la entrega del XI Premio Valores el pasado 14 de marzo.

“Atendemos a 170 usuarios a través de diferentes proyectos para favorecer la inserción social de niños en familias en situación de vulnerabilidad”

Así lo hacen cada día en la Guardería San Pablo, en un edificio de la fundación Santa María de La Paz, donde Altamar realiza su labor social. Los chicos acuden de lunes a jueves a este enclave para recibir apoyo, comida y mucho cariño. Actualmente, atienden a niños, entre cinco y 16 años, que pertenecen a unas 79 familias, y a padres y madres que buscan mejorar su situación. «Dentro de la complejidad y del drama que viven las personas que atendemos en los programas, es una suerte que cada día podamos encontrar un ejemplo a imitar a través de los valores que nos enseñan nuestros usuarios», destacó Marín, que insistió en «el valor de los padres que quieren romper con la situación de pobreza y se esfuerzan en dar una mejor atención a sus hijos cambiando hábitos familiares».

Victoria Marín destaca el valor de los padres que cambian sus hábitos familiares para romper con su situación de pobreza

Un día en Altamar comienza con la merienda, muy importante para algunos niños que acuden al centro. Después, reciben «apoyo escolar personalizado», un aspecto que resalta Marín. Ofrecen un aprendizaje adaptado a la edad de cada niño a través de una metodología específica y materiales educativos personalizados. Proporcionan apoyo escolar individualizado, educación en valores y hábitos saludables, así como orientación familiar y cobertura de necesidades básicas. Por último, se llevan a cabo los talleres con el apoyo de otras asociaciones como clases de español para inmigrantes, cursos de inglés, preparación para la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) para adultos o la licencia de conducir para familias en riesgo de exclusión social. Hoy, ocho personas dan clases de español y dos madres están terminando la ESO gracias a ellos, lo que permite que puedan salir del círculo de vulnerabilidad en el que viven.

Muchas de las personas que atienden provienen de familias marcadas por la delincuencia, el fracaso escolar, problemas afectivos y emocionales, pobreza o inmigración. El proyecto de Altamar es, en muchos casos, la única forma en la que los niños y niñas –que en el futuro serán los líderes de su tiempo– pueden salir de la exclusión y la delincuencia. Gracias la entidad y los cientos de voluntarios que se vuelcan con el proyecto, Málaga amanece cada día con más esperanza, oportunidades y un futuro prometedor para todos los niños y niñas de la ciudad.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)