n 1928 el británico Arthur Ponsonby elaboró un decálogo de la propaganda de guerra. Contenía diez principios. Uno de ellos consiste en hacer ver al enemigo como un ser execrable. En su ensayo ‘Ante el dolor de los demás’, Susan Sontag habla de cómo la lejanía geográfica y las diferencias raciales y culturales hacen que las víctimas de algunas guerras no nos produzcan tanta lástima. Todo esto entronca con lo que está sucediendo con los palestinos. La propaganda israelí insiste en pintarlos como seres asilvestrados y con una cultura irrespetuosa con los derechos humanos. Recuerda continuamente las calamidades sufridas por el pueblo agresor en el pasado. Lo último ha sido tildar a la UNRWA (Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina) de aliada de Hamás e incitar a dejar de financiarla. Algunos países, entre ellos España, no han cedido a esta nueva llamada al servilismo.