Mónica Ojeda Escritora

«Hay que reivindicar políticamente el goce como un lugar de rebelión»

Voz ineludible de la literatura contemporánea en español, publica un viaje alucinado y violento al corazón de los Andes

Diario Vasco, Antonio Paniagua Antonio Paniagua Madrid, 16-02-2024

Mónica Ojeda gusta de explorar el abismo e indagar en los escenarios cenagosos del ser humano. Esta ecuatoriana de Guayaquil ha hecho de la violencia , el deseo, el horror y la fuerza del inconsciente los ejes vertebradores de su narrativa. La escritora, de 35 años, apuesta por una literatura perturbadora de la que el lector no salga indemne, que conmueva y suscite a la vez nuevos caminos inexplorados del pensamiento. Con su última novela, ‘Chamanes eléctricos en la fiesta del sol’ (Literatura Random House), ha intentado narrar el miedo desde el sur, un miedo impregnado por la cuestión racial y los traumas coloniales.

Exponente del llamado gótico andino, Mónica Ojeda ha sido emparentada con otras escritoras latinoamericanas que también cultivan el horror, como la argentina Mariana Enríquez y la mexicana Fernanda Melchor. Casi siempre son mujeres que incorporan a su literatura tópicos del terror y las distopías para reflexionar sobre el presente. «Hay miedos geolocalizados que tienen una manera de contarse muy distinta en función de los lugares. Se habla de un gótico rioplatense, un gótico tropical… Y eso me parece fascinante».

Frente a lo que ocurre a otros escritores para los que el destierro mina su escritura, Mónica Ojeda, que lleva seis años afincada en España, no teme la lejanía. Al contrario, la distancia espolea su imaginación. «Necesito estar un poco lejos. Si tengo algo demasiado cerca, se me impone muy fuertemente el presente, la realidad mimética. Y a mí no me interesa la mímesis en la literatura. Procuro que en mis escritos intervenga todo lo que tiene ver con el sueño, el inconsciente, lo neblinoso. Mi literatura se vuelve cada vez más al territorio para ser atravesada por una razón poética y musical».

«Procuro que en mis escritos intervenga todo lo que tiene ver con el sueño, el inconsciente, lo neblinoso»

La escritora empezó a escribir la novela en 2018. ‘Chamanes eléctricos…’ cuenta la historia de Noa, una adolescente que emprende una huida desde su Guayaquil natal con su mejor amiga, Nicole, para asistir al Ruido Solar, un macrofestival que anualmente congrega a miles de jóvenes a los pies de un volcán de los Andes. Para Noa, esta será la primera parada antes de marchar al reencuentro del padre que la abandonó cuando era una niña y que vive emboscado en un territorio donde también se esconden los desaparecidos. La historia es un viaje místico al corazón primitivo de la música y de la danza, una experiencia alucinada en la que los personajes se amotinan contra la pérdida y el desamparo.

Mentalidad colonial
«La rebelión no solamente se produce a través de la ira y el enfado, también lo hace a través del goce. Hay que reclamar políticamente el goce como un lugar de rebelión. Cuando vivía en Ecuador, pensaba que cuando iba a un baile, una fiesta, un recital poético y a un concierto huía de los problemas, pero luego me di cuenta de que la fiesta siempre se arma sobre el duelo. Reivindico la vida y la creatividad, y para ello tengo que movilizar el cuerpo».

Para Ojeda, en España y Latinoamérica persiste una mentalidad colonial, vestigios que se evidencian en las políticas migratorias. «Ni siquiera en los países colonizados se ha hecho una historia de los pueblos a través de la opresión. El mestizo en Latinoamérica es el que es casi blanco. Pero si te desplazas al norte global, el mestizo es el que no es blanco. Yo misma en España, como mestiza, no soy blanca. En los pueblos que han sido históricamente oprimidos, como los indígenas y los afros, se concentra la mayor cantidad de pobreza, que está racializada».

La autora impugna la idea de que Ecuador fuera un oasis de paz y que en los últimos dos años haya enloquecido en una vorágine de violencia . «Todo viene de antes, el narcoestado ha estado fortaleciéndose en la última década. En Ecuador en 2023 hubo 7.000 muertes violentas, lo cual es una locura. En los medios se escribió que antes era un remanso de paz, pero la violencia no es solamente muerte. Ecuador siempre ha sido un país racista, en el que la mayoría de la población vive en situación de pobreza y donde la educación y la salud no son accesibles para todo el mundo», asegura la novelista.

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