Miseria extrema

Diario de Noticias, A LA CONTRA JORGE NAGORE, 04-10-2023

Creo que nadie de nosotros escapa a la certeza de que si el trágico incendio que tuvo lugar hace unos días en Murcia tiene lugar en alguna zona bien de Madrid o de Barcelona o de Valencia y con españoles y españolas de varias generaciones entre los fallecidos el asunto estaría en el candelero mediático y político durante semanas. Ayer, ojeando las ediciones digitales de los principales medios nacionales, la noticia ya había pasado de primera plana a apenas un recuadro y todo indica que en los próximos días seguirá perdiendo intensidad aplastada por el día a día de la actualidad. Si esto, en lugar de una discoteca para inmigrantes y en Murcia, tiene lugar –sobre todo– en la capital, las vergonzantes explicaciones del actual concejal responsable –del PP– y el anterior –del PSOE– estarían abriendo los telediarios y rodarían cabezas de tres en tres. Vi la rueda de prensa en la que trataban de no sé cómo escurrir el bulto de la responsabilidad institucional y sentí vergüenza. Unas salas que estaban sin licencia de actividad desde hace año y medio y que seguían funcionando a ojos vista de cualquiera –no están en una cueva en el monte– y aquí los responsables políticos explicando que igual cuando paso el inspector es que estaban cerradas y que “es imposible tener constancia de ningún local”, en una frase que quería decir que no era posible hacer el seguimiento de los locales que incumplen. Pues nada, si no se puede hacer un seguimiento lo más lógico es desmontar la institución que debe velar por la seguridad ciudadana y aquí la ley de la jungla y a otra cosa. Pero no va a pasar mucho más, a nivel institucional. Se comerán –merecidamente– el pastel los directos responsables pero no pasará de ahí, porque el sistema está montado para que precisamente el sistema siempre sobreviva. Y además son sudamericanos. Muertos de segunda, nos guste admitirlo o no.

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