Baja la intensidad de la protesta en Francia en la quinta noche de disturbios, que se salda con 700 detenidos

El Periodico, Enric Bonet, 02-07-2023

Francia se despertó este domingo tras la quinta noche consecutiva de protestas, violencias urbanas y actos de vandalismo, tras la muerte a manos de la policía de un adolescente de 17 años, Nahel M., el martes en Nanterre, en la periferia oeste de París. Al menos 719 personas fueron detenidas durante la pasada noche en el conjunto del territorio francés. A pesar de este dato, estuvo marcada por un descenso en la intensidad de la violencia callejera. Protagonizan esta revuelta adolescentes y jóvenes de las ‘banlieues’, los barrios y localidades periféricas con un elevado porcentaje de población de origen extranjero (aunque casi todos ellos son franceses y sus vínculos migrantes se remontan a segundas, terceras o incluso cuartas generaciones).

La muerte de Nahel, disparado a quemarropa por un agente durante un control policial dentro de su vehículo, ha desembocado en una oleada de rabia contra los abusos de las fuerzas de seguridad. El policía que le quitó la vida ha sido imputado por “homicidio voluntario” y está encarcelado de manera preventiva.

La noche con una mayor intensidad en los disturbios fue la del jueves al viernes. Desde entonces, estas violencias urbanas —comparables con la revuelta de los ‘chalecos amarillos’ en 2018 y la de las ‘banlieues’ en 2005— han disminuido de manera incipiente. Los 45.000 policías desplegados van cada vez más al contacto. Esto también explica el elevado número de detenidos de las dos últimas noches: 1.311 personas la noche del viernes la sábado y 719 la del sábado al domingo.

El ministro del Interior, Gérald Darmanin, describió la pasada noche como “más tranquila”, en comparación con las cuatro anteriores. De los arrestos, al menos 56 ocurrieron en Marsella, 21 en Lyón y 194 en París, donde hubo escenas de tensión en los Campos Elíseos. La famosa avenida quedó cerrada por las fuerzas de seguridad. Aunque los datos de coches incendiados y ataques contra comisarías y cuarteles de policía resultaron inferiores a los de las últimas noches, hubo acciones de gran violencia.

Un grupo de jóvenes atacó con un coche en llamas el domicilio del alcalde de L’Haÿ – les – Roses —una ciudad de poco de más de 30.000 habitantes en el este de la región parisina—, el conservador Vincent Jeanbrun. El vehículo no llegó a impactar contra la casa del edil. La fiscalía ha abierto una investigación por “intento de asesinato”. Cuando sucedieron los hechos, en el interior del domicilio estaba la mujer del edil y sus dos hijos pequeños. Ella se rompió la tibia mientras corría al salir de la casa y uno de los hijos resultó herido leve.

A diferencia de lo que sucedió con la revuelta de 2005, esta vez los disturbios se han reproducido rápidamente más allá de la región de París. También tienen lugar en los centros de grandes ciudades, con saqueos de numerosas tiendas. Estos recuerdan la oleada de robos y comercios destrozados que hubo en Inglaterra, sobre todo en Londres, en 2011, después de la muerte del joven negro Mark Duggan, que perdió la vida a causa de un tiroteo policial.

Así ha sucedido en la localidad meridional de Marsella desde el jueves. Un grupo de jóvenes destrozó la pasada madrugada un concesionario de Volkswagen y se llevaron numerosos vehículos. Hubo cerca de 100 detenidos en la segunda ciudad del país, donde prohibieron cualquier tipo de manifestación. Aunque se repitieron los saqueos de tiendas, estos resultaron menos numerosos que las pasadas noches.

“Vamos a rebentar las cuentas de Snpachat”, que se utilizan para organizar los disturbios, aseguró el ministro de Justicia, Éric Dupond – Moretti. También advirtió de las posibles penas de cárcel y multas de 20.000 euros para los padres de los adolescentes que cometen las violencias callejeras. El presidente francés, Emmanuel Macron, condenó, primero, con contundencia el “homicidio voluntario” de Nahel, cuyas imágenes escalofriantes muestran que el adolescente no representaba ninguna amenaza para el agente que lo mató. Pero ante la espiral de violencia urbana, ha endurecido su discurso e intentado despolitizar la revuelta.

No parece que la muerte de Nahel vaya a suponer un punto de inflexión respecto a los abusos policiales en las ‘banlieues’, acentuados por el recurso al gatillo fácil de los agentes en los últimos años. La ONU pidió el viernes a las autoridades francesas que “se confronten de manera seria a los profundos problemas de racismo y discriminación racial de las fuerzas de seguridad”. “No hay racismo en la policía. Solo luchamos contra la delincuencia”, le ha respondido este domingo el prefecto policial de París, Laurent Nuñez, en declaraciones a la cadena BFM TV. Una negación del problema que amenaza con enquistarlo. Y que estos estallidos sociales se reproduzcan en el futuro.

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