Europa

Hungría y Polonia calientan la Cumbre Europea protestando contra el pacto migratorio y avisando de bloqueos al Presupuesto europeo

Los líderes de los 27 se ven en Bruselas jueves y viernes para hablar de Ucrania, migración y un debate estratégico sobre las relaciones con China

El Mundo, Pablo R. Suances, 29-06-2023

Hungría y Polonia llevan años chocando con Bruselas y sus socios. Una y otra vez, por leyes, el tratamiento de los jueces, por incumplir sentencias del Tribunal de Justicia, por su política Exterior y las sanciones a Rusia (en el caso húngaro) y, especialmente, por todo lo que respecta al Estado de derecho. La situación está enquistada, y afecta al funcionamiento regular de la Unión. Pero ahora amenaza con escalar un paso más. La legislatura europea acaba con las elecciones de junio de 2024, dentro de menos de un año, y un hay un buen número de dosieres importantes que tienen que salir adelante y que requieren unanimidad. En condiciones normales serían difíciles, pero tras los últimos encontronazos, y en especial en la cuestión migratoria, los miembros más delicados de la Unión amenazan sin demasiado disimulo con tirar del botón nuclear del veto tanto como sea necesario para lograr concesiones en los dosieres que más les afectan.

No es excepcional ni mucho menos que un país bloquee un tema por insatisfacción en otro o en otros, pero no es la norma ni está especialmente bien visto. En la UE se entienden las sensibilidades, se buscan consensos, pero la única forma de funcionar es asumiendo derrotas y no cacareando demasiado en las victorias. Hungría, sin embargo, ya no se esconde. Esta semana ha anunciado que pospone como pronto hasta septiembre cualquier votación parlamentaria sobre la posible adhesión de Suecia a la OTAN hasta después de verano, exactamente igual que Turquía. No tiene las mismas exigencias que Erdogan, pero Suecia tiene hasta el próximo sábado los mandos de la Presidencia del Consejo de la UE, es la que busca los acuerdos, la que redacta los textos y la que lleva los tomas a votación cuando cree que están lo suficientemente maduros para una mayoría. Eso hizo el otro día con la migración, y eso ha hecho en el pasado con cuestiones de Estado de Derecho, y en ciertas latitudes no se perdona.

El martes por la tarde, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el primer ministro húngaro, Viktor Orban, se reunieron por videoconferencia para preparar el Consejo Europeo que este jueves y viernes reúne en Bruselas a los jefes de Estado y de Gobierno de los 27. Una cumbre ‘ómnibus’ en la que los líderes abordarán la situación en Ucrania y el conato de golpe de Estado de Rusia, la cuestión migratoria, las relaciones exteriores, el panorama económico y en el que tendrán una nueva discusión estratégica sobre China. Michel se ha visto con todo y cada uno de los que asistirán para ir calibrando las posiciones, pero sólo ha habido que han elevado el tono avisando de que vienen curvas: Orban y el polaco Mateusz Morawiecki.

“La propuesta para la revisión del Presupuesto de la UE es frívola e inadecuada para el debate”, dijo Orban, en referencia a la propuesta de la Comisión Europea de hace apenas unos días por la que pidió que los estados miembros aporten hasta un total de 66.000 millones de euros adicionales para poder completar los objetivos de la legislatura, y en especial la ayuda financiera a Ucrania, las ayudas a los países receptores de migración o para cubrir el impacto en las cuentas comunitarias de la inflación, y que se empezará a tratar ahora. “Bruselas daría un total de 50.000 millones de euros en ayuda a Ucrania, mientras que el uso de los fondos de la UE enviados al país desde el estallido de la guerra sigue sin estar claro. Bruselas exige contribuciones adicionales de los estados miembros para cubrir el déficit en el presupuesto causado por el aumento de los tipos de interés mientras continúa reteniendo dinero adeudado a Hungría y Polonia. Y en lugar de detener la inmigración ilegal, Bruselas pretende gastar miles de millones para apoyar el flujo de inmigrantes ilegales hacia Europa y aumentar aún más la burocracia de la UE”, resumió el húngaro.

“Nunca aceptaremos un sistema obligatorio”, dijo por su parte el primer ministro polaco sobre el sistema de reparto de refugiados que aprobaron por mayoría cualificada hace apenas una semana los ministros de Interior de los 27, con la oposición de Varsovia y Budapest. “No estamos de acuerdo con ninguna cuota, con ninguna cuota, con ninguna asignación de migrantes y articulamos muy claramente que Europa debe tener mecanismos para protegerse de la migración externa”, agregó recalcando que para lo que ellos respecto, no hay acuerdo a nivel europeo, porque temas tan delicados deberían resolverse únicamente por unanimidad, sin mayorías ni votaciones.

La estrategia no está oculta. El mensaje de Orban es muy claro y es la misma jugada que él y Morawiecki usaron ya cuando se estaba poniendo en marcha el Fondo de Recuperación Next Generation. Ambos países no podían bloquear la puesta en marcha del llamado Mecanismo de Estado de Derecho, que abrió las puertas por primera vez a congelar fondos estructurales o de cohesión a los países que se salten las normas comunitarias. Pero sí podían bloquear una parte muy concreta pero indispensable para aprobar el fondo, porque eso requería unanimidad. Y lo hicieron durante meses hasta lograr que la Comisión Europea y el resto de Estados aceptaran un pacto: no aplicar ese mecanismo durante más de un año, mientras no se pronunciara el Tribunal de Justicia de la Unión, y cuando ya fuera menos lesivo de forma electoral.

Ahora es lo mismo. Orban está diciendo que no aprobará la revisión del Marco Financiero Plurianual de la Unión, eso dinero adicional, mientras no se escuchan sus exigencias, que pasan por el tema migratorio, por los fondos que ambos países tienen congelados por sus políticas contra los Tratados y, en su caso concreto, por garantías adicionales de Kiev, puesto que las relaciones con Ucrania son pésimas, Orban es el más cercano en Europa a Putin y el que pone palos en las ruedas en todo lo que tienen que ver con sanciones a Moscú o asistencia a Volodimir Zelenski.

Los líderes no resolverán la cuestión, pero va a ser uno de los elefantes en la habitación, junto a lo sucedido en Rusia el fin de semana. No está en la agenda específicamente, pero está claro que Polonia y Hungría van a sacar el tema, a dejar claro que todo está vinculado y a avisar de que si quieren su luz verde, que no haya bloqueos más adelante, tendrán que hacer concesiones. La batalla está servida y va para largo, y buena parte durante la Presidencia española, que arranca el sábado.

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