Acaba la pesadilla del pesquero de Malta

Cinco extranjeros se quedaron en Malta, doce en Italia y los 34 restantes se repartirán entre España, Andorra y el Alto Comisionado para los Refugiados, en lugar de Libia El Gobierno condecorará a los tripulantes del barco y les asignará ayudas económicas para compensar las pérdidas

El Correo, 22-07-2006

El desembarco del medio centenar de inmigrantes rescatados hace una semana de un cayuco puso final ayer a la «odisea surrealista» del pesquero ‘Francisco y Catalina’, en palabras de la propia embajadora española en Malta, Marta Vilardel. Cinco de los extranjeros se quedaron en la isla mediterránea y el resto voló ayer mismo en los dos aviones enviados por el Ministerio de Defensa, que dejaron a doce de ellos en Italia y trajeron a los demás a Madrid y Barcelona. Al Gobierno le queda ahora la tarea de hacer efectivo el reparto acordado: diecinueve extranjeros se quedarán en España y cinco viajarán a Andorra. Los diez que en un principio correspondían a Libia pasarán a manos del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que se encargará de buscarles un destino, quizá en Holanda.

Al parecer, este cambio de última hora estuvo detrás de las exasperantes órdenes y contraórdenes emitidas el jueves por el Gobierno maltés, que sumieron en el desánimo a la tripulación y los inmigrantes. La embajadora explicó al patrón del barco que existía un «pequeño problema» con Libia, aunque, según el Gobierno, fue el propio ACNUR quien recomendó que no se trasladase a estas personas a un país que no ha suscrito los convenios internacionales sobre derecho de asilo. «Una gran parte aseguraron tener miedo de volver a sus países y, por lo tanto, pueden ser objeto de nuestra atención», aclaró un portavoz de la organización en Ginebra.

Gritos de alegría

Ayer, las cosas resultaron más fáciles. La autorización para entrar a puerto llegó a las 12.40 horas y fue acogida por la tripulación «con mucha alegría, pero también con un poco de recelo», según relató el segundo patrón del pesquero, Bautista Molina. Los inmigrantes, por su parte, «saltaron y gritaron de alegría» al ver cerca el final de su confinamiento, y algunos de ellos no dejaron de hacer con las manos la señal de victoria hasta atracar en La Valetta. Durante el desembarco se liberó la tensión acumulada desde el viernes pasado, cuando el ‘Francisco y Catalina’ se topó con el cayuco a la deriva: pescadores e inmigrantes se emocionaron al despedirse, tras compartir tantos días de estrecheces y penalidades, y la embajadora pidió al patrón que bajase al muelle para darle un abrazo. El plan de la tripulación era repostar y cargar provisiones para reanudar hoy la faena interrumpida.

La vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega explicó en rueda de prensa que las gestiones para distribuir a los náufragos por distintos países han resultado «arduas y complicadas». Además de agradecer a los tripulantes del pesquero su «humanidad, generosidad y valentía», adelantó que se les concederá la Medalla del Mérito Civil y que el Ministerio de Agricultura buscará una «asignación de ayudas» para compensar las pérdidas económicas que les ha supuesto el rescate.

Fernández de la Vega hizo hincapié en la necesidad de buscar «soluciones colectivas» a casos como éste: «Es un barco europeo que llegó a un país europeo. La respuesta no debía ser sólo una respuesta de España, sino una respuesta europea», resumió. Aunque la vicepresidenta no entró a valorar la actitud de Malta, fuentes del Gobierno español sí criticaron el proceder de las autoridades de la isla y las declararon «culpables» de lo ocurrido, en su intento de transmitir un mensaje ejemplarizante a los subsaharianos que intentan llegar a sus costas.

Parada biológica

También la Generalitat valenciana comunicó ayer al patrón, procedente de la localidad alicantina de Santa Pola, que les compensará con indemnizaciones equiparables a las de parada biológica. En Andorra, se ha creado una comisión interministerial para coordinar las necesidades de los cinco eritreos que van a llegar en los próximos días al principado.

Antes de estos traslados, el ACNUR y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) colaborarán con el Gobierno para determinar si hay refugiados entre los 34 inmigrantes llegados a España. A través de entrevistas personales, habrán de determinar si están en situación de riesgo, si sufren algún tipo de persecución y si provienen de una zona en conflicto. Estos requisitos podrían darse en el caso de los eritreos, nacionalidad que los policías desplazados a Malta atribuyeron a 45 de los rescatados. El responsable de ACNUR en Madrid, Agni Castro Pita, consideró «excelente» la gestión realizada por las autoridades españolas, pese a que la decisión de traer a estas personas «podría haberse tomado antes». En la misma línea se pronunció el presidente de CEAR, Ignacio Díaz de Aguilar: «Es lo que se tenía que haber hecho desde el principio: primero acoger a las personas y después examinar a qué país puede corresponder la acogida».

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