Las fuerzas armadas de Malta evacuaron anoche en helicóptero a un hospital de La Valleta a tres de los 51 inmigrantes que permanecen retenidos desde el pasado viernes a quince millas de la isla en un pesquero español. Se trata de una madre y su hija – la pequeña presentaba síntomas de deshidratación – y una mujer que se encuentra embarazada de siete meses y que en las últimas horas había sufrido una hemorragia y presentaba fiebre alta.

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Mientras tanto, el resto de indocumentados y los once tripulantes españoles – cinco de ellos, gallegos – cumplirán su sexto día de cautiverio , después de que las diplomacias española y maltesa fueran incapaces una jornada más de solucionar un conflicto por el que ya se ha interesado el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, que ha instado a Malta a que acoja a los africanos «dada la urgencia de la situación».

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La embajadora española en La Valleta, Marta Vilardell, aseguró anoche a La Voz que confía en llegar pronto a un acuerdo con las autoridades maltesas, pero se mostró pesimista sobre que la solución definitiva sea inminente y confió en que los inmigrantes y la tripulación puedan desembarcar del Francisco Catalina «antes del fin de semana». Según Vilardell, Malta sigue negándose a aceptar a los inmigrantes, puesto que el rescate se produjo en alta mar, en zona de competencia libia.

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El Ministerio español de Exteriores informó ayer de que el Gobierno de La Valleta ya ha aceptado repatriar a los africanos, que dicen ser de Eritrea, siempre y cuando dos policías españoles que ayer se desplazaron hasta el pesquero logren determinar realmente sus países de origen. Al cierre de esta edición, estos dos agentes – un inspector y un traductor – regresaban a tierra firme en un buque de la armada maltesa tras «reconocer, identificar y numerar» a los indocumentados, según el secretario de la embajada, Joaquín Manrique, que viajaba con ellos.

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Identificación cordial

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Fuentes de la tripulación española explicaron a La Voz que la relación entre los policías y los subsaharianos fue cordial, de mutua colaboración, y que la presencia de éstos en el Francisco Catalina fue determinante para que la embarazada y la madre de la pequeña de dos años aceptaran ser evacuadas.

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Pero la labor de los agentes no se traducirá de inmediato en un permiso para desembarcar en Malta. Las autoridades de los dos países negocian ahora hacia dónde será la repatriación – a Libia o a sus países de origen – , desde dónde – con toda seguridad, desde territorio maltés – e incluso cómo se pondría en marcha el dispositivo. Fuentes diplomáticas no descartan que tengan que ser funcionarios españoles los que se desplacen para efectuar los trámites. En este sentido, la agencia Efe afirmó anoche que en las últimas horas miembros de la Guardia Civil y expertos de la policía de fronteras aterrizaron en la isla mediterránea para estudiar la situación.

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El sector pesquero arremetió ayer de forma unánime contra el Gobierno de Malta y contra las autoridades comunitarias. El presidente de Atime, José Manuel Muñiz, censuró la inoperancia de Bruselas y reclamó una compensación económica para los tripulantes del pesquero, que cada día que permanecen fondeados acumulan pérdidas superiores a los 6.000 euros. En términos similares se pronunció el portavoz del BNG, Francisco Rodríguez, quien presentó una iniciativa parlamentaria en la que criticó la indiferencia de la UE y preguntó si «es normal que unos marineros lleven ya 5 días encargándose del cuidado de estas personas». Por su parte, el conseller de Agricultura y Pesca de la Generalitat Valenciana, Juan Cotino, anunció que la administración autonómica compensará económicamente a los pescadores.