Thuram marca de cerca a Sarkozy

El futbolista critica la «sarkozyzación» de Francia en su «campaña» contra

La Razón, 19-07-2006

París – Ha frenado a atacantes más fuertes que él, ha secado a puntas más
rápidos y se ha permitido el lujo de hacer un Mundial de fútbol de ensueño
a sus 34 años. Pero Lilian Thuram, defensor de la selección francesa y de
la Juventus de Turín, está obsesionado con un marcaje diferente, el que
lleva aplicando un año, de forma implacable, a una escurridiza y conocida
figura con una derecha contundente: el ministro del Interior francés,
Nicolas Sarkozy. Más acostumbrado a rivales en camiseta que en corbata,
Lilian Thuram no ha tenido inconveniente en retar al rival en su propio
campo: periódicos, platós de televisión y ruedas de prensa.
   La última tarascada (verbal) del defensor llega en forma de entrevista río
a la revista cultural «Les Inrockuptibles», donde denuncia la
«sarkozyzación de las mentes» en Francia. Una crítica más áspera de lo que
revela el neologismo, pues el avance de la extrema derecha suele
bautizarse en Francia como la «lepenización de las mentes», en referencia
al presidente del Frente Nacional, Jean Marie Le Pen.
   «Hace tiempo
que me digo que algunos políticos están locos y me pregunto cuándo dejarán
de manipular a la gente», ataca el jugador, que podría fichar por el FC
Barcelona este año, a verbo descubierto.
   Nicolas Sarkozy, desde
su llegada al Ministerio del Interior en 2002, encarna una política de
dureza contra el crimen, de mayor severidad con la inmigración clandestina
y una ruptura con el discurso de lo «políticamente correcto». Un perfil
que conquista a la gente de a pie y le ha convertido en el máximo favorito
para ser el próximo presidente de Francia, pero contra el que se han
manifestado rostros famosos como el ex tenista Yannick Noah, el director
de cine Metthieu Kassovitz y el actor Djamel Debbouze.
   Referente
para la juventud. La voz de Lilian Thuram, nacido en las Antillas, no es
sólo la de un futbolista campeón del mundo, sino la de un miembro del Alto
Consejo sobre la Integración galo, la de un deportista que creció en una
barriada de la periferia parisina y la de un referente para la población
negra y para la juventud en general. Huérfano de rivales en la derecha,
tras el pinchazo del primer ministro, Dominique de Villepin, y con la sola
presencia de la prometedora pero todavía inconsistente Ségolène Royal como
posible líder de la izquierda, Thuram parece haberse convertido en el
único rival en la plaza pública capaz de enfrentarse a Nicolas Sarkozy.
   De hecho, durante la revuelta de los suburbios del pasado mes de noviembre,
cuando cientos de jóvenes negros y árabes se enfrentaban a la Policía en
los barrios más deprimidos del país, la crítica del futbolista contra el
ministro del Interior resonó más que cualquier declaración de la oposición
de izquierdas. Cuando Nicolas Sarkozy prometió «limpiar las barriadas a
golpe de manguera» y trató a los detenidos de «gentuza», Lilian Thuram
calificó el discurso de «demagógico», «peligroso» y «populista».
   El presidente de la UMP, probable candidato del centroderecha a las
próximas elecciones presidenciales de 2007, ha preferido no enfrentarse al
defensor públicamente, pero replicó que él conoce, como ministro, «mejor
que Thuram» la realidad de las «banlieues» (colonias de extrarradio donde
se concentran la marginalidad, la discriminación y el paro) y reprochó al
central de la Juventus que «no haya pisado una barriada desde hace mucho
tiempo». Los protagonistas de la contienda se vieron las caras en el
Ministerio del Interior hace meses. Un encuentro que no sirvió
precisamente para estrechar los lazos.
   Convencido de que «no vale
todo para ganar, ni en política ni en fútbol», y al socaire de la fiebre
pro Zidane desatada en Francia, Thuram se lanzó en su última entrevista a
un símil sobre dos personajes a los que considera dos tramposos en sus
respectivas disciplinas: Marco Materazzi, el defensor del Inter que
recibió el cabezazo de Zinedine Zidane en la final del Mundial de Alemania
contra Italia, y el propio Sarkozy. Dos personas, juzga el polivalente
zaguero, capaces de cualquier cosa por llegar a su objetivo.
   

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