Servir bajo bandera «ajena»

ABC, 17-07-2006

TEXTO: ALBERTO LARDIÉS FOTO: ERNESTO AGUDO

MADRID. Hace siete días, el Ejército español volvió a teñirse de luto como consecuencia de la muerte en Afganistán de Jorge Arnaldo Hernández Seminario, de 26 años y de origen peruano. Fue en un ataque premeditado contra un convoy de la misión ISAF de la OTAN en que había tropas españolas. Una mina anticarro de entre 3 y 4 kilos segó la vida de Hernández e hirió a otros cuatro compañeros: el cabo primero José A. Murías Pillado, el cabo Rubén Sánchez López y los soldados Carlos Iván Macías Morán y Javier Rubio Bellot. El primero de ellos, el cabo Murías Pillado, se recupera de las quemaduras que sufrió en los brazos, las piernas y el rostro al intentar rescatar al soldado fallecido.

En esta tragedia, tan dura como las demás, que ha afectado al Ejército, llama la atención el hecho de que el damnificado era extranjero. ¿Cuáles son las razones por los que un peruano estaba en Afganistán dentro del contingente español? ¿Por qué los extranjeros deciden pasar a engrosar las Fuerzas Armadas españolas? Pues, básicamente, por lo mismo que los españoles. Algunos lo hacen porque quieren encontrar un empleo que les proporcione estabilidad económica, ya que actualmente el sueldo bruto de un soldado es de 13.372 euros el primer año, que se va incrementando durante el resto de los 6 años a los que se compromete todo aquel que entra en el Ejército. Y otros lo hacen simplemente por amor a una profesión, la de militar, que aún en España está mal vista por muchos, que esgrimen contra ella viejos argumentos cargados de prejuicios.

Pero, sea por los motivos que sea, el caso es que de 76.203 efectivos de tropa y marinería que hay en el Ejército, máximo histórico desde la suspensión de la «mili» en 2001, el 4,9 por ciento son extranjeros que sirven bajo una bandera que, al menos en origen, no es la suya.

Hasta un 7 por ciento

Y es una tendencia al alza, ya que desde enero de 2005 el número de foráneos en las Fuerzas Armadas se ha incrementado en más de 2.000 soldados. De hecho, hace varios años se tuvo que ampliar el porcentaje del Ejército al que pueden acceder los extranjeros; se pasó de un 3 a un 7 por ciento. Asimismo, también se ampliaron las especialidades y las unidades a las que los extranjeros pueden pertenecer en cada uno de los tres Ejércitos. Lo único que necesita un extranjero para entrar es, además de los mismos requisitos que cualquier español, tener el permiso de residencia temporal o permanente y ser de alguno de los países que «mantienen con España vínculos históricos, culturales y lingüísticos» – es decir, ser sudamericano o ecuatoguineano – . La presencia de extranjeros en las tropas españolas plantea una cuestión básica: ¿puede alguien sentir el patriotismo de todo soldado cuando no es español? La respuesta nos la daba hace unos meses en estas mismas páginas Rosa Eulalia Parada, dama legionaria paracaidista, natural de Guayaquil (Ecuador): «En este trabajo cuesta tanto sacrificio y es necesario tanto compañerismo que acabas sintiendo la bandera como los que son de aquí».

De todas maneras, por encima del color de la piel o el país de nacimiento, lo importante es que todavía hay personas dispuestas a materializar y defender con sus actos los conceptos de valentía, disciplina, honor, bandera o patria dentro del Ejército español en todos los lugares del mundo donde sea necesario.

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