«Hemos percibido que mucha gente está sola y la interacción ha aumentado»

El Banco del Tiempo de Durango pretende en su quinto aniversario incentivar la presencia de los más jóvenes y para ello espera dar el salto a las redes sociales

El Correo, MANUELA DÍAZ, 12-01-2022

Arreglar un enchufe, coser el bajo de un pantalón, reparar un electrodoméstico, dar clases de canto, traducir un texto al euskera o elaborar un currículo. Desde la puesta en marcha del Banco del Tiempo de Durango, que en octubre celebrará su quinto aniversario, el número de personas que intercambian su tiempo, conocimientos y servicios ha crecido de manera progresiva incluso tras la pandemia. Según el último balance de la red de apoyo mutua, el pasado año se batió el récord de participación con 153 personas, de la cuales 135 han sido socias activas de esta iniciativa impulsada por el área municipal de Inmigración en colaboración con voluntarios de la localidad.

Lo que empezó en un pequeño grupo de unas ocho personas se ha convertido en un servicio más, que solo entre septiembre de 2020 y julio de 2021 ofreció 59 intercambios y 32 talleres. Con gran equilibrio entre hombres y mujeres, la media de edad oscila entre los 30 y 60 años. Su objetivo es ahora incentivar la participación de los más jóvenes y para ello admiten que su salto a las redes sociales es imprescindible. El local de la Cruz Roja en la alle Zabale permanece abierto los miércoles, de 18.00 a 19.00 horas, para informar y captar nuevos socios. Cualquier habilidad es válida como moneda de cambio.

Los servicios más solicitados fueron, en su mayoría, pequeñas reparaciones o ‘chapuzas’ domésticas, arreglos de ropa, clases de informática o cursos de reiki o yoga, apuntaron fuentes municipales. A estos se sumaron sacar el certificado digital, llevar a cabo labores de mecánica de coche, prevención de incendios en el hogar, realizar el péndulo hebreo, ayudar en el traslado de mobiliario al garbigune, realizar labores de bricolaje, limpieza hogar, hacer masajes, asesoramiento sobre la declaración de la renta, coaching o clases musicales.

Junto al intercambio, se contabilizaron una treintena de talleres grupales –club de costura, meditación, defensa personal, senderismo o fotografía, entre otros–, una sesión de formación y cuatro reuniones generales. Eventos en los que han tomado parte nueve de cada diez socios y que son garantía de éxito. Los más aplaudidos fueron los de cocina, que por motivos de seguridad, se han pospuesto durante la pandemia. «Los talleres son factor clave para generar un clima de confianza y reconocimiento mutuo. Han propiciado que se estén dando intercambios individuales, y que las personas adopten un rol proactivo en la propuesta de actividades en grupo», apuntaron fuentes municipales.

Integración comunitaria
«Todo lo que te puedes imaginar puede tener cabida porque cada uno de los socios ofrece lo que sabe hacer, y nos sorprenderíamos de la cantidad de cosas de las que somos capaces», reconoce Gloria Egia, una de las fundadoras. El hecho de que más de la mitad de los integrantes sean extranjeros enriquece aún más estos servicios y no es de extrañar que encontremos la opción de hacer algún curso de comida peruana, marroquí o senegalesa.

Lo cierto es que, en una encuesta realizada por el Ayuntamiento, el 87% de las personas socias manifiestan estar entre «muy satisfechas» y «satisfechas», destacando el intercambio de conocimientos y servicios, las actividades y talleres grupales o la relación de ayuda que se establece entre las personas que integran el Banco de Tiempo. La forma de comunicación interna, vía Whatsaap, es la peor valorada.

Además de cubrir las necesidades de un servicio, los integrantes admiten que se ha creado una red social muy importante y que les ha permitido conocer a gente nueva. «Durante esta pandemia hemos percibido que mucha gente está sola y la interacción entre muchos socios se ha incrementado», señala Gloria.

Desde el área de Inmigración hacen hincapié en que la finalidad «es la integración comunitaria, por su clara incidencia para fomentar la creación de redes de solidaridad y ayuda mutua, en el apoyo social percibido, en el sentimiento de pertenencia al grupo social de referencia, a la disminución de prejuicios sociales y culturales».

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