“Francia contra el racismo y el antisemitismo”. Detrás de una pancarta con ese texto, toda la clase política gala y los líderes religiosos de las diferentes confesiones desfilaron ayer por los bulevares de París, en homenaje a Ilan Halimi. Este joven judío de 23 años fue asesinado tras tres semanas de secuestro y vejaciones por una banda de los arrabales de la capital francesa.

En la marcha participaron entre 200.000 personas, según los organizadores, y 33.000, en función del cómputo de la policía, que desplegó un importante dispositivo de seguridad. Grupos incontrolados de sionistas, enmascarados y con casco en la cabeza, provocaron incidentes al margen de la manifestación, al arremeter contra jóvenes magrebíes al grito de “venganza”.

El cortejo estuvo encabezado por el ministro del Interior galo, Nicolas Sarkozy; el primer secretario socialista, François Hollande; la ex ministra Simone Veil; el presidente del consistorio de insituciones judías, Roger Cukierman; y el cardenal Jean Marie Lustiger. También se vio en las primeras filas al ex primer ministro socialista Lionel Jospin, al actor Yvan Attal y a los intelectuales Alain Finkielkraut, André Glucksmann y Marek Halter.

El arranque de la marcha estuvo precedido por la evacuación a la fuerza de Philippe de Villiers, presidente del MPF (derecha extrema soberanista), considerado indeseable por los organizadores de la manifestación. Al grito de “racista, racista”, entre silbidos y con algunos golpes, el servicio de orden expulsó a un político que rivaliza con el partido de Le Pen en la denuncia de la inmigración y la ‘islamización’ de Francia para atraer los votos más xenófobos.