El Consejo Superior de Deportes (CSD) respalda la iniciativa de Samuel Eto’o de abandonar el campo de La Romareda y advierte a la Federación Española de que se pueden y deben suspender los partidos por insultos racistas. Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, insistió ayer que contra los xenófobos y violentos es preciso aplicar la tolerancia cero, como se recoge en el protocolo de actuaciones contra el racismo firmado en marzo de 2005 por el CSD, la Federación y la Liga.

«Hay que terminar con estos actos vergonzosos. Tenemos que ser lo más duros y claros posible. Entiendo y comprendo lo que hizo Eto’o en el partido contra el Zaragoza», afirmó ayer a EL MUNDO Lissavetzky.

En esa misma línea se pronunció la Coalición contra el Racismo (CECRA), que felicitó Eto’o por su «valentía y actitud ejemplar», y convocó a la AFE, el sindicato de futbolistas, a demorar en cinco minutos el inicio de los partidos de la próxima jornada para reclamar acciones eficaces contra el racismo. «Ya no basta con mostrar pancartas y películas contra el racismo en nuestros estadios. Estos abusos constituyen un verdadero riesgo profesional, que humilla y genera miedos en los jugadores», apuntó CECRA, que también solicitó el cumplimiento del protocolo promovido por el Gobierno.

Eto’o denunció en un campo de juego lo que no se atrevieron a hacer otros jugadores negros del fútbol español que también sufrieron ataques racistas en recintos deportivos. Entre los damnificados hay una larga lista, como Roberto Carlos, abucheado en muchos campos, pero especialmente en el Camp Nou; Kameni, silbado por los propios aficionados del Espanyol; Ewerthon (Zaragoza), que asegura que en España ha recibido, en sólo unos meses, unos ataques racistas que jamás sufrió en dos años en Alemania. En la temporada pasada, Wanchope (Málaga), Morales (Osasuna) y los levantinistas Congo y Ettien protestaron por los insultos de aficionados del Vicente Calderón y el Alfonso Pérez de Getafe… La fiebre racista también afectó al seleccionador Luis Aragonés, castigado económicamente por la Comisión Antiviolencia por despreciar a Thierry Henry.

Lissavetzky dice que el árbitro Esquinas Torres actuó correctamente y recordó a los responsables de la Federación que los colegiados están capacitados para suspender un encuentro por actos xenófobos.Así, en el mencionado Protocolo, en el apartado 11 de medidas de Prevención y Proteccción se especifica: «La paralización o interrupción momentánea de los partidos donde se produzcan conductas racistas, xenófobas o intolerantes tanto de obra como de palabra será una facultad reservada a los árbitros». Y se añade: «Cuando los árbitros consideren que las ofensas o conductas racistas, xenófobas o intolerantes revistan suma gravedad, y antes de adoptar la decisión de suspender el partido, agotarán las vías dirigidas a lograr que prosiga su celebración».

Eto’o puso al descubierto que en el fútbol español existe una bomba lista para explotar de forma inmediata, y si no se adoptan medidas urgentes puede suceder lo mismo que en Italia, donde un futbolista de Costa de Marfil ya se marchó de un campo y donde el Lazio-Roma de ayer se disputó con la amenaza de suspensión por parte de la policía. Lissavetzky señaló que con los racistas hay que trabajar con contundencia: «No hay que dar pasos atrás.Hay que localizar a los violentos y castigarlos con dureza. Es necesario desarticular los grupos ultra, porque, en la mayoría de las ocasiones, los problemas están provocados por ellos. Estos grupos se mueven de manera organizada y juegan con los sentimientos del público. Los insultos racistas no se pueden consentir porque la situación de un país no sólo se mide por el nivel económico, sino también por el respeto de los derechos humanos». Lissavetzky añadió que el amago de retirada de Eto’o puede suponer una nueva etapa en la lucha contra la xenofobia y aventuró que lo ocurrido el sábado en el estadio de La Romareda será analizado por la Comisión Nacional Antiviolencia.