El Gobierno español está realizando un gran esfuerzo diplomático para arrancar convenios de readmisión de inmigrantes irregulares. La diplomacia española ha empezado el trabajo barriendo literalmente todo el cuadrante occidental de Africa (desde Libia hasta Angola y desde Senegal hasta Níger) en sucesivas giras en las que se ha perseguido abrir cauces de diálogo con naciones con las que nunca se habían mantenido relaciones. También se ha buscado curar las heridas que dejaron las repatriaciones del año 96 (cuando el Gobierno de Aznar sedó a 103 inmigrantes africanos que fueron deportados) e iniciar negociaciones para establecer acuerdos.

En Exteriores se ha abordado el problema con el mapa de Africa sobre la mesa y se ha distinguido entre tres tipos de países. En la primera categoría se encontrarían países que se encuentran en conflicto como Costa de Marfil. Los nacionales de estos países no son repatriables y se les acoge como refugiados. En un segundo grupo estarían las naciones en situación estable que, paradójicamente, son los «más preocupantes» a efectos migratorios. El secretario de Estado de Política Exterior, Bernardino León, cita especialmente a Senegal, Mauritania y Cabo Verde, porque ha sido en ellos donde, tras el sellado de Marruecos, se han asentado las mafias de traficantes con comodidad y rapidez. De estos tres países, sólo con uno, Mauritania, existía un acuerdo de inmigración, desde el año 2003, que se venía aplicando de manera «provisional».

Con Senegal y Cabo Verde acaban de iniciarse las negociaciones de acuerdos de segunda generación. El primero de estos países, con el que se han llevado a cabo, además, conversaciones de urgencia, se ha conseguido que acepte repatriaciones que ya se encuentran, según afirman en Exteriores, «a pleno rendimiento». Los próximos destinos de los vuelos de repatriación serán Guinea Bissau y Malí, dos países exportadores natos de sin papeles. En el segundo, España ha anunciado la apertura de una embajada y una oficina de cooperación.

El tercer grupo incluye a naciones como Sierra Leona y Liberia. Hacia ellos sí pueden hacerse repatriaciones porque en su territorio existen ciertas garantías gracias a la presencia de cascos azules. No obstante, las devoluciones deben llevarse a cabo con prudencia al tiempo que se despliega una estrategia de implicación en consolidar la paz.