Los Mossos desarticulan una red internacional que falsificaba tarjetas de crédito

Los detenidos, que recibían datos desde Estados Unidos, estafaron más de un millón de euros

El País, 11-07-2006

Los Mossos d’Esquadra han detenido a 21 personas acusadas de falsificación de tarjetas de crédito, moneda, documentos y estafa. La banda podría haber estafado más de un millón de euros. “En el listado que hemos hallado, hay un millar de números de tarjetas de crédito, y el 80% son americanas y canadienses”, precisó el intendente Joan Carles Molinero. Los presuntos delincuentes recibían de Estados Unidos y Canadá los primeros cuatro números de las tarjetas. Con esta información, un ingeniero informático lograba, “con cálculos logarítmicos el resto de la numeración”.

Entre los detenidos hay 15 nigerianos, 4 liberianos, y otras 2 personas oriundas de Guinea Ecuatorial y Sierra Leona. Sólo uno se encontraba en situación irregular y “algunos”, explicó Molinero, “tenían antecedentes por posesión de tarjetas de crédito falsas”. El juez ha decretado la prisión preventiva para 10 de los detenidos

La investigación empezó en marzo de este año, cuando los Mossos empezaron a recibir denuncias de personas a las que habían cobrado compras nunca realizadas con la tarjeta de crédito. Las pesquisas llevaron a la policía catalana hasta un laboratorio de Barcelona y a las poblaciones de Terrassa, Martorell, Hospitalet, Abrera, Cerdanyola y Sabadell, donde vivían la mayoría de los detenidos.

La red no se limitaba a actuar en Cataluña. Dos de los detenidos residían en Valencia y otro en Ávila. “Ahora estamos investigando si la intención de la banda era abrir una nueva organización en estos dos municipios o simplemente realizar duplicados de tarjetas”, dijo el intendente.

Los arrestados recibían de Estados Unidos y Canadá los primeros cuatro números de tarjetas americanas y canadienses. Con esta información, un ingeniero informático lograba, “con cálculos logarítmicos”, según el intendente, “el resto de la numeración”. Con todas las cifras, y sin necesidad de dar el nombre del poseedor de la tarjeta en cuestión, los detenidos compraban por Internet objetos que después revendían en el mercado negro. Acostumbraban a ser artilugios muy caros, como pantallas de plasma de hasta 3.000 euros, sofisticadas cámaras fotográficas, aparatos de música y de vídeo, agendas electrónicas y maletas de piel.

No era la única estafa que realizaban. Con los contactos que tenían en Estados Unidos y Canadá, “posiblemente alguien que trabajaba en un bar o restaurante”, según el intendente, “conseguían la numeración completa de las tarjetas de crédito y con estos datos falsificaban tarjetas de crédito de plástico con las que iban a los comercios a comprar”.

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