La enfermedad más peligrosa del verano

La malaria ha causado en Madrid 15 muertes. Desde 2000 ha habido 900 casos entre turistas e inmigrantes

El País, 11-07-2006

La inmigración y el aumento de viajeros a las zonas tropicales de todo el mundo han hecho que la malaria, o paludismo, una enfermedad erradicada en España en 1961 y casi desconocida en la región desde entonces, vuelva a ser diagnosticada en los hospitales de la sanidad pública. Aunque en el trópico se manifiesta durante todo el año, la mayoría de casos se diagnostican aquí durante el verano por las vacaciones.

Un total de 901 personas la han sufrido en la Comunidad de Madrid entre los años 2000 y 2005. Los 15 afectados fallecidos, destacan los expertos, muestran que “la malaria es una enfermedad grave y que es peligroso, como lamentablemente hace la mayoría de viajeros, no tomar medidas de prevención cuando se viaja a un país tropical”, explica Rogelio López-Vélez, jefe de la Unidad de Medicina Tropical del hospital Ramón y Cajal.

La malaria la causa un parásito inoculado por la picadura de un mosquito anofeles que porte el microorganismo. Es endémica en 107 países situados en zonas cálidas de África, Asia y América. Hay que evitar las picaduras y tomar fármacos preventivos.

Rosa Ramírez, jefa de servicio de Epidemiología de la Consejería de Sanidad destaca que los grupos vulnerables son tres: inmigrantes que ya llegan enfermos, turistas españoles que se contagian en el extranjero y, el grupo que más crece, “hijos de los inmigrantes que son infectados cuando visitan el país de sus padres y que luego desarrollan la enfermedad al volver”.

Ramírez insiste en que “al inmigrante que llega enfermo sólo le podemos atender, pero turistas e inmigrantes que viajan a sus países de origen deben convencerse de que pueden evitar la enfermedad tomando las medidas de prevención”.

López-Vélez, además, alerta de que “la malaria es mucho más peligrosa para los turistas e hijos de inmigrantes. Ellos, a diferencia de quienes han crecido en el trópico, nunca han estado en contacto con el parásito y su organismo no tiene defensas”.

Sanidad recuerda que “no existe vacuna y para evitar contraerla debe evitarse la picadura de mosquitos, con repelentes y ropa que cubra piernas y brazos, y tomar las medicinas antimalaria”. López-Vélez añade que “es muy importante informarse antes de viajar de qué tipo de malaria existe en la zona que se va a visitar, porque hay varios tipos de malaria y un fármaco que sirve para uno es ineficaz para otro”. “Pero si se toma bien, en contra de lo que suele decirse, los fármacos antimalaria evitan contraer la enfermedad en un porcentaje muy elevado, muy por encima del 90% de los casos”.

Los viajeros, sin embargo, están encontrando este verano serios problemas para informarse sobre el paludismo existente en sus destinos, ya que los centros de Sanidad Exterior de la región, el de la calle de Francisco Silvela y el del hospital Carlos III, están colapsados.

África subsahariana es el área más peligrosa para contraer la malaria. Casi el 90% de los casos registrados en la región provienen de esa zona, con Guinea Ecuatorial (un 59,7% de los casos) a la cabeza. Le siguen Latinoamérica (4,8% de enfermos) y Asia (1,7%).

Hemorragias y fallo renal

La malaria puede causar la muerte por las múltiples complicaciones que ocasiona: hemorragias, anemia, fallo renal agudo… Por ello, los enfermos en los casos más graves son ingresados en la UCI, suelen requerir transfusiones de sangre y tardan varias semanas en recuperarse. En las infecciones más leves, la malaria se cura en dos o tres días mediante pastillas.

La malaria era una enfermedad relativamente común en los humedales del sur de la Península Ibérica hasta que, tras varias campañas contra el mosquito que la transmite, fue erradicada. El último caso autóctono se registró en 1961 en Navalmoral de la Mata (Cáceres).

Por ello, quien no viaje a las zonas donde es endémica no debe temer a la malaria. Aunque siempre hay alguna excepción. En la región, esa excepción ocurrió en 2001, cuando una jubilada de Torrejón de Ardoz enfermó sin haberse movido del barrio. Tras la incredulidad inicial, técnicos de la Consejería de Sanidad, investigaron el caso durante un año. Al final concluyeron que la única explicación posible era que un mosquito infectado procedente del trópico había llegado a bordo de un avión militar de la base militar de Torrejón y, tras volar hasta el casco urbano, picó a la jubilada.

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