El consulado de Ordizia en Rumanía

Ioan Urda ha colocado una visible ikurriña en su casa de Transilvania como referencia de punto de acogida para los ordiziarras

Diario Vasco, , 14-09-2021

Los habituales de Altamira y del deporte en general, conocen gritos de ánimo como ‘En este campo manda Ampo’, o ‘Portero cierra la puerta’, ‘Pim, pam, pum Ordizia txapeldun’y un largo etc, a menudo en formato pareado. Su incansable autor, Ioan Urda, rumano de cuna, ordiziarra de adopción, localidad a la que llegó un buen día de octubre del 2001, con la que no solo conectó sino en la que se integró, a través del deporte, rápidamente. Dos décadas después, Ioan, sin disimulado orgullo, cuando toca hacerlo afirma con rotundidad «yo soy vasco».

Nacido en la localidad de Leordina al norte del país, en la región de Maramures, zona minera, al norte de Transilvania, muy cerca de la frontera con Ukrania, ha vivido la mayor parte de su vida a 20km, en Viseu de Sus.

Deportista nato, con especial inclinación al fútbol, siempre ha contado que, de chaval, tras acudir a la escuela y colaborar con la economía familiar, su padre le permitía ir a jugar a fútbol con sus amigos. Deporte que no se le daba nada mal, lo que le llevó a formar parte del equipo local, el Viseu que militaba en tercera división, equipo con el que ascendió a segunda. Cuando se le acabó la vida como jugador optó por asumir el papel de entrenador.

Y con la caída de Ceausescu (1989), todo cambió radicalmente en el país. Tocó emigrar a Alemania hasta que un día le llamó su paisano Botis Basile, con quien había jugado en el equipo de Viseu, y le propuso venirse a trabajar a Ordizia, donde se presentaba en octubre del 2001, localidad a la que, tras perder su trabajo, tres años después llegaba su mujer María.

Y en Ordizia el amigo Ioan encontró su segunda vida. Su afición por el deporte primero le llevó a la grada y pronto al terreno de juego, donde empezó como entrenador de la escuela de fútbol del Ordizia, labor que continuó en diferentes equipos del club, y colaboró con Alan Bumstead a la hora de poner en marcha esa gran realidad que es el club de fútbol femenino ‘Goierri Gorri’. Por supuesto, en Ordizia, tiene cuadrilla.

Una forma de ser y una actitud que en el año 2011 le servían para recibir el diploma ‘Bizilagunak’, la fiesta de la Gipuzkoa solidaria, promovida por SOS Racismo como reconocimiento a la labor de integración de los inmigrantes en la vida y la sociedad civil guipuzcoanas.

Y el paso de los días, dos décadas, daban lugar a que primero él y después María, llegaran a la edad de jubilación. El matrimonio Urda tiene dos hijos con su vida asentada en Rumanía. María más partidaria de volver a casa. Y Ioan, que mantiene un porte físico envidiable, consciente de que Ordizia le da mucha chispa. La cuestión se resolvía favorablemente para las partes, mantendrían la vivienda de Ordizia y vendrían a pasar temporadas. Y en su casa de Viseu de Sus, establecerían el consulado de Ordizia. «Ya he puesto en la fachada una ikurriña que se ve desde lejos. Todos los ordiziarras y guipuzcoanos (localidades del territorio histórico que ha recorrido a través de fútbol en numerosas ocasiones) que necesiten cualquier cosa allí tienen su casa».

«Un vecino, apunta Ioan, me preguntó a ver si era una bandera legal, yo me reí».

Y lo que son las cosas, reseña Ioan, «la primera persona que se ha acercado a la puerta de nuestra casa no era un guipuzcoano sino un catalán, Toni Rodríguez (Blanes), que en su empeño en dar la vuelta al mundo en bici y en solitario, actualmente con destino a Mongolia, pasaba por aquellas lejanas tierras y le sorprendió ver nuestra enseña. Paró y preguntó. Nada que tomamos en casa un café y dejó su dirección de internet». Y como ya ha empezado la liga, Ioan adelanta que cualquier día de estos vuelve para ver cómo van las cosas.

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