Las nuevas tecnologías generan brechas educativas y generacionales entre los jóvenes españoles

ABC, 06-07-2006

M. VILLALBA. MADRID.

No es verdad que todos los jóvenes estén «pirados» por las nuevas tecnologías. Tampoco que éstas homogeneicen e igualen a este colectivo social, sino todo lo contrario: crean diferencias entre ellos, sobre todo educativas y también generacionales (no sólo con los padres sino además entre los de mayor y menor edad, quienes manejan con más soltura los ingenios tecnológicos). Tampoco es cierto que tengan una facilidad natural para utilizarlas. Estos son algunos de los tópicos que desmonta un estudio presentado ayer, elaborado (entre adolescentes y jóvenes de 12 a 29 años) por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), el Instituto de la Juventud (Injuve) y la Obra Social de Caja Madrid.

Si bien el móvil está integrado en la vida de los muchachos, la mayoría de ellos no son internautas (lo es el 41 por ciento), y sólo el 63 por ciento tiene ordenador. Ni los padres ni los profesores en el colegio les enseñan a ser usuarios de nuevas tecnologías, sobre todo porque ellos no saben manejarlas. «Los chicos aprenden por «impregnación», en función de su entorno tecnológico. Si la familia o los amigos son usuarios, poco a poco se van metiendo. En esto es decisiva la clase social. Sólo se da en un nivel socioeconómico medio, no en el bajos ni en el alto», subraya Ignacio Megías, director técnico de la FAD. La brecha digital se produce entre los jóvenes que tienen acceso y usan las nuevas tecnologías y aquéllos que no las tienen, como son «inmigrantes e hijos de trabajadores no cualificados, excepto el móvil que sí lo tienen porque para ellos es un signo de ascenso social», afirma Megías.

Jóvenes de banda ancha

Los chicos de alrededor de 25 años, con un trabajo estable y reconocido socialmente, del cual forman parte las nuevas tecnologías, ven éstas como algo útil, que ofrecen más ventajas que inconvenientes, en definitiva, las valoran. El estudio los denomina jóvenes de «banda ancha». Sin embargo, los muchachos con menor edad o con un empleo precario o sin él, que utilizan la tecnología, pero puntualmente, destacan más las desventajas. «Son muy reticentes y críticos con ellas. Piensan que son el exponente de una sociedad neoliberal. Interpretan su uso como una forma de manipulación social», señala Megías. Son los jóvenes de «banda estrecha», y el grupo que tiende a enviar SMS para convocatorias, a escribir en «blogs»… A los jóvenes que sólo usan el móvil, como inmigrantes y «currantes», les denomina «ajenos»; a los incapaces de relacionarse o socializarse de forma natural, que recurren al ordenador para paliar sus deficiencias, «freaks»; a los «resistentes voluntarios» no les interesan.

El estudio destaca el imparable desarrollo de la mensajería instantánea, hasta el punto de que ha cambiado la forma de comunicación, dando lugar a una auténtica cultura «messenger». Este hábito va en detrimento del acceso a chat y foros de internet. Y «obliga a revisar conceptos como amigo, conocido, intimidad o confianza», sostiene Megías.

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