El mes puede ser un aliado para poner en práctica junto al ayuno, la paciencia, por ejemplo. «’Ramadán’ no es sinónimo de vida sedentaria, sólo dormir y pereza para no hacer nada. Hay que combatir esa pereza y llenarse de vitalidad. El descanso se requiere, pero aprovechar el tiempo que ahorras, en no cocinar, para hacer otras cosas también. Como es la formación, por ejemplo, la lectura, y cultivar la mente. No hay excusa, yo siempre me acuerdo del marroquí Zaid Aid, que ganó una maratón de montaña (Zumaia Flysch Trail) en pleno Ramadán ».

Finaliza este periodo con el Eid (o fiesta del desayuno). Las personas trabajadoras solicitan ese día como día de asuntos propio y no faltan a la cita. «En lo educativo, es más difícil no faltar ya que no todas las instituciones educativas lo entienden o puede coincidir con exámenes». Este día, es una manera de celebrar que se han cumplido nuestros deberes y es hora de celebrarlo. Este día es reconocido internacionalmente por diferentes países musulmanes. Se celebra haciendo una oración comunitaria, felicitando a los demás miembros de la comunidad, familiares, amistades… y se prepara un desayuno especial. «Es importante tener muy buen aspecto ese día y llevar la higiene al día, con ropa bien lavada, ducharse, perfumarse, casa limpia, mezquitas limpias. Pero en el estado excepcional en el que estabámos, no todo el mundo pude acudir a la mezquita».