«Nos fuimos de Malí huyendo de la guerra»

Los migrantes que han recalado en Irun en los últimos días esperan su oportunidad para cruzar a Francia. El Gobierno Vasco advierte de que se esperan más llegadas

Diario Vasco, AIENDE S. JIMÉNEZ, 09-03-2021

Las horas pasan lentas para las decenas de migrantes que han llegado a Irun en los últimos días. A la espera de una oportunidad para cruzar a territorio francés para poder continuar con una ruta que comenzaron muchos meses atrás en sus países de origen, en el África subsahariana, pasan el tiempo entre los recursos de acogida y las calles de la localidad, siempre pendientes de su móvil, su bien más preciado (y prácticamente el único, además de algunas prendas de ropa). El teléfono les permite conectarse con los familiares y amigos que les esperan en algún punto de Europa y también con los que han dejado en casa. La noche del sábado un total de 106 personas pernoctaron en los recursos habilitados por el Gobierno Vasco, que ha activado por primera vez desde que comenzó la pandemia el segundo escenario del Plan de Contingencia, el cuál prevé la llegada de hasta 200 personas al día a Euskadi. Porque la previsión es que en las próximas semanas el flujo de entrada de migrantes a Euskadi, y más concretamente a Irun, aumente como consecuencia del desalojo que se está produciendo en las Islas Canarias.

En el centro de acogida permanente que el Ejecutivo dispuso en octubre de 2019 en Irun, situado en una nave del Polígono Industrial Alto de Arretxe, junto al barrio de Belaskoenea, se ha dado cobijo a 64 personas. Al llegar, como a todos los que solicitan asistencia, se les toma la temperatura, se les entrega un kit básico con ropa de abrigo, calzado y mascarillas, y se les ofrecen tres comidas diarias, además de una ducha y una cama donde dormir. Pero lo que más valor tiene para ellos es la zona de cargadores para el móvil y que la instalación disponga de wifi. Son chavales muy jóvenes, algunos menores de edad. Cuando se les pregunta por qué decidieron dejar sus hogares para comenzar un viaje peligroso e incierto, la respuesta es casi unánime: «En nuestra tierra no tenemos oportunidades de trabajar o de tener un futuro. Están en guerra, y huímos de ella».
La gran mayoría del centenar de migrantes que han llegado a Irun este fin de semana son de Malí. Mohamed y Magasi tienen 20 y 26 años. El primero relata que la ruta por África hasta Marruecos la hizo caminando, por etapas. «Iba haciendo trabajos para poder tener comida y alojamiento y seguir haciendo kilómetros». Después, como todos los demás, cruzó en patera hasta las Islas Canarias. A Magasi le cuesta hablar de esa travesía por el mar, en la que perdió a más de un compañero. No todos lo consiguen. Ayer mismo, 92 personas fueron rescatas de dos cayucos frente a la costa canaria y trasladados al ya famoso muelle de Arguineguín, donde desde noviembre se han acumulado miles de migrantes, distribuidos después en hoteles y centros de acogida instalados de urgencia en extensas carpas. El Gobierno canario ha comenzado a desalojarles y su siguiente parada está siendo Gipuzkoa. Xabier Legarreta, director de Migraciones y Asilo del Gobierno Vasco, advierte en ese sentido de que el flujo de personas procedentes de las islas va a aumentar en las próximas semanas. «No sabemos si va a llegar gente nueva o si van a regresar personas que han intentado cruzar a Francia sin éxito. Lo que es seguro es que en las próximas semanas el flujo de personas que llegue de Canarias va a ser constante», aseguró ayer a las puertas del recurso de Irun.

Mohamed, Magasi e Ilo, todos de Malí. Miembros de Cruz Roja atienden a los migrantes en Irun. / A. S. J. / IREKIA
Según los últimos datos facilitados por el departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, 106 personas han precisado asistencia en Irun, de las cuales 15 son mujeres y 3 menores de edad. Uno de ellos es Ilo. Tiene 15 años. Aún con la mascarilla puesta, sus ojos delatan su juventud, a pesar de la cual no ha tenido dudas para jugarse la vida. «Los niños no tienen ningún futuro en Malí. Allí solo hay esto (hace el gesto de una metralleta). No nos queda otra que salir», insiste. Todavía no ha intentado cruzar la frontera, como sí han hecho otros compañeros, la mayoría sin éxito. Los controles policiales de la Gendarmerie ya eran habituales por la alerta sanitaria y por la antiterrorista, pero se han vuelto más férreos al conocerse la llegada masiva de migrantes a Irun.

Devoluciones
El puente internacional de Santiago, uno de los principales pasos fronterizos a pie y en vehículo, cuenta desde hace unos meses con un puesto de la Policía gala. Ayer lo intentó cruzar una docena de personas, cargadas incluso con maletas, pero fueron interceptados por los agentes. Algunos regresan a los recursos de Irun. Otros lo intentan por otras vías y no les vuelven a ver.
Este fin de semana el Gobierno Vasco ha habilitado dos nuevos espacios para la acogida de Migrantes en el Bidasoa, para ampliar las 60 plazas que hay disponibles en el dispositivo permanente. Así, el viernes por la noche se habilitaron 30 camas en el albergue de peregrinos de Irun, cerrado por el Covid, y otras 12 en el albergue de Hondarribia, a las que se trasladó a medianoche en furgoneta. «El Ayuntamiento de Irun nos ofreció también el frontón, pero al final no hizo falta», explica Xabier Legarreta. También se ha preparado el gimnasio del Instituto de Bidebieta, en Donostia, por si fuese necesario activarlo ante una nueva llegada masiva de personas. «Nadie se ha quedado fuera, que es lo importante», resaltaba ayer el director de Migración y Asilo, que quiso destacar la labor «incansable» de la Cruz Roja, encargada de la asistencia a los migrantes en los centros. Todos los miembros de la entidad en Gipuzkoa se han activado para actuar cuando sea necesario.

Por su parte, el movimiento ciudadano Irungo Harrera Sarea también sigue pendiente de la situación de las personas que llegan al municipio. En la plaza de San Juan, donde habitualmente instalan un puesto en el que les asesoran y acompañan, recibieron ayer la visita de varias personas, muchas de ellas mujeres, algunas con bebés en brazos. Desde la red les informan, entre otros aspectos, de sus posibilidades y derechos tanto en Euskadi como en Francia.

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