Autobiografía

Megan Rapinoe, la futbolista que marca goles a la injusticia social

La capitana de la selección de fútbol desvela en un libro autobiográfico, 'One Life', qué significó descubrir su homosexualidad. Campeona del mundo, utiliza su popularidad para hablar en nombre de las minorías que aún deben luchar por sus derechos

La Vanguardia, Antonio Ortí, 05-03-2021

Megan Rapinoe, la futbolista estadounidense bañada en oro tras ganar con su selección Campeonatos del Mundo, Juegos Olímpicos y obtener casi todos los premios individuales existentes, acaba de publicar One Life (Libros Cúpula) para desvelar el vuelco que dio su carrera deportiva desde que se plantó ante las injusticias sociales.

El título del libro de Rapinoe, One Life, proviene de un poema de Mary Oliver titulado El día de verano que termina así: “Dime, ¿qué planes tienes para tu única, salvaje y preciosa vida?”

Si su autobiografía empieza con un poema de la autora de American Primitive (libro que obtuvo el premio Pulitzer de poesía en 1984) se cierra con estas palabras de Rapinoe en el epílogo: “El cambio real reside en todos nosotros. En las decisiones que tomamos a diario. En cómo hablamos y qué permitimos que otros digan estando nosotros delante. En leer más, pensar más y adoptar otras perspectivas. Es tan simple como decidir si estamos dispuestos a dedicar cinco minutos al día a pensar en cómo mejorar el mundo. (…) Todo está cambiando. Está pasando ahora mismo. Y esto es solo el principio. Adelante. En serio, adelante”.

El cambio real es tan simple como decidir si estamos dispuestos a dedicar cinco minutos al día a pensar en cómo mejorar el mundo
Megan RapinoeFutbolista

El “adelante” de Megan Rapinoe es la versión apta para todos los públicos de este adverbio de lugar que rezuma movimiento, pero también el acrónimo de “Let’s Fucking Go!”, que se traduciría como “¡Adelante, joder!", el lema que usaba la selección femenina de fútbol de los Estados Unidos.

Rapinoe, hay que decirlo, no desprecia soltar palabrotas cuando se trata de acaparar los focos mediáticos. Otro tanto cabe decir de su pelo, que ha virado del rubio de su infancia al rosa y, de nuevo, al platino, pasando por el berenjena, para llamar la atención sobre lo que bulle dentro de su cabeza: hacer valer los derechos de cuantos necesitan alzar la voz para ser escuchados. A saber: las mujeres, los gays, los afroamericanos, los inmigrantes y sin papeles, las personas de mayor edad y, en definitiva, los que han quedado en fuera de juego debido al curso seguido por la historia tanto en EE.UU. como en buena parte del mundo.

A sus 35 años, Megan Anne Rapinoe, Meggy para su familia y Pinoe para los demás, se ha convertido en un icono del cambio social, tras protagonizar sonados rifirrafes con Donald Trump, el anterior inquilino de la Casa Blanca.

Con Leo Messi, en la gala The Best de la FIFA, en la que fueron premiados como el mejor jugador y la mejor jugadora de fútbol del mundo del año 2019, el 23 de septiembre de 2019, en Milán Marco Bertorello / AFP

“Quería escribir un libro para hablar del que considero el trabajo más importante de mi vida, que es todo lo que hacemos fuera del campo”, declaró hace unos meses a The New York Times esta delantera de mirada fiera y verbo afilado que tiene por objetivo marcar goles al conservadurismo.

Una familia bulliciosa
Tiene cinco hermanos, incluida su hermana melliza Rachael, quien también ha hecho público que es lesbiana

Nacida en 1985 en Redding, una ciudad de 90.000 habitantes situada al norte de California cuya silueta lleva tatuada en el antebrazo, Rapinoe creció en una familia numerosa, con tendencia al bullicio, “en la que había que alzar mucho la voz para hacerse oír”, una cualidad que, desde entonces, pasaría a formar parte de ella. La ganadora de una medalla de oro olímpica y dos veces campeona de la Copa del Mundo, tiene cinco hermanos, incluida su inseparable melliza Rachael, con quienes pasó su infancia en un pequeño rancho pintado de azul con cuatro dormitorios y 1,2 hectáreas de terreno, algo alejado de la carretera.

Cuando su padre y su madre se conocieron, él había trabajado como pescador, vendedor de coches, camionero y gruista, mientras ella había ejercido de camarera, auxiliar de dentista y recepcionista en una empresa de transportes. Rapinoe los define como “gente trabajadora con un sentido del humor algo excéntrico”.

Rapinoe en el momento de chutar y marcar un gol contra la selección de Canadá en un partido de clasificación para los JJ.OO. disputado en Carson, California, el 9 de febrero del 2020 Chris Carlson / AP

Según su autobiografía, a los cinco años de edad Rapinoe pidió llevar el pelo tan corto como su hermano Brian, el único futbolista de la familia, y exigió vestir únicamente ropa de chico, algo que su madre toleró sin problemas, probablemente “por ser justo lo contrario de esas mamás que ponen diademas a sus bebés para que nadie confunda a su niña con un niño”, explica.

Aunque el baloncesto fue su primer amor (encarnado en los Chicago Bulls y en un póster a tamaño real de Michael Jordan), ver jugar al fútbol a su hermano le cautivó desde el primer momento, por lo que dejó atrás el básket, el atletismo y la natación y aceptó entrar a formar parte, junto con su gemela Rachael, de un equipo masculino de fútbol (a falta de alguno femenino) para menores de ocho años.

Tras pasar por varios clubs (Palo Cedro, Mavericks, Elk Grove…), fue convocada, con dieciséis años, para jugar con la selección nacional sub-17 de EE.UU. Todavía por aquel entonces, Rapinoe seguía sin definirse sexualmente, aunque durante su primer año de instituto un chico llamado Josh le pidió que saliese con él y ella aceptó. “Nos llevábamos muy bien. Tuvimos una relación que duró varios meses y nunca hicimos nada”, escribe sobre este episodio. “No era que no encontrase atractivos a los chicos, sino más bien que, al ver a uno, no podía precisar si era guapo o no. ¡Simplemente no lo sabía! ¡No sentía nada! Pero tampoco me enamoré de chicas, ni me sentía asexual. Aquellos años fueron completamente desconcertantes”, reconoce.

Un área rural arrasada por las drogas
Su hermano Brian, cinco años mayor, entró en la cárcel a los 18 y acabó integrándose en un grupo supremacista blanco

Mientras tanto, su hermano Brian quedó muy pronto en fuera de juego tras ser apresado por posesión de metanfetaminas, por lo que se vio obligado a dejar el fútbol, empujado, poco a poco, por la heroína y otras drogas, lo que le llevó a entrar en la cárcel con 18 años donde, por simple instinto de supervivencia, se hizo amigo de los supremacistas blancos que había entre rejas, llegándose, incluso, a tatuar una esvástica en la mano.

“Mi ciudad natal encaja en el típico perfil del área rural arrasada por las drogas: un antaño importante enclave industrial, ahora deprimido, en donde a muchos, la mayoría aquejados de dolores producto del trabajo manual, se les recetan demasiados opiáceos”, escribe Rapinoe en el capítulo dedicado a su hermano Brian.
(FILES) In this file photo taken on July 10, 2019 Megan Rapinoe © and other members of the World Cup-winning US women’s team take part in a ticker tape parade for the women’s World Cup champions in New York. – US women’s football players reached an impasse August 14, 2019, in mediation with the US Soccer Federation in their dispute over equal pay with the American men’s squad. Molly Levinson, a spokesperson for the US women’s players, said the group will

Las jugadoras de la selección de Estados Unidos disfrutaron de un gran recibimiento en Nueva York el 10 de julio del 2019 después de proclamarse campeonas del mundo Johannes Eisele / AFP

Megan, cinco años menor que Brian, empezó a estudiar en el instituto (“no era la mejor de la clase, pero siempre estuve en el cuadro de honor”, explica), cursó arte dramático y solicitó una beca para la Universidad de Portland, cuya matrícula costaba alrededor de 40.000 dólares.

Para Rapinoe, poder salir de la semirural Redding y llegar a Portland, una ciudad, en comparación, más cosmopolita, fue “como meterse en una piscina tras haber cruzado a pie el desierto”, dice.
A los 18 años, durante un entrenamiento, caí en la cuenta de que me había enamorado de una compañera

Sorprendentemente para lo que sucedería después, Rapinoe votó por George W. Bush en las elecciones de 2004, “porque eso fue lo que hicieron todos mis conocidos”, aunque tras haber estudiado sociología y ciencias políticas en la universidad, las ideas comenzaron a aclarársele al poco de cumplir 18 años. “Y entonces, durante un entrenamiento, caí en la cuenta de algo extraordinario: me había enamorado de una de mis compañeras”, rememora. “Sólo tenía dos cosas en la mente. La primera: joder, esta claro que soy gay, ¿por qué nadie me lo dijo antes? Y la segunda: esto es una pasada”, desvela en One Life.

“¡Oh, yo también!”, le respondió su hermana Rachael, al enterarse de que su hermana Meggy era lesbiana. A partir de entonces, tras contárselo a sus padres, la vida de Megan empezó a tener más sentido. Un poco después, fue seleccionada para su primer partido con la selección absoluta, un amistoso contra Irlanda, en San Diego, en el que venció EE.UU. por 5-0 y donde ella no pudo estrenar su casillero de goles. Posteriormente, a los 25 años, jugó su primer mundial.

En ese momento, Megan llevaba ya todo el año leyendo sobre los derechos de los homosexuales, así que tomó la decisión de salir del armario en los Juegos Olímpicos de Londres de 2012 para exponerse ante la opinión pública y poder contar algo más que su corte de pelo a lo duendecillo estaba inspirado en Tilda Swinton (la actriz y modelo británica). Pero no, está vez se trataba de ser entrevistada por la revista Out para reconocer que era lesbiana. Sin embargo, tras publicarse el artículo, sus patrocinadores no movieron ficha y su vida continuó como si nada.

“Si eres una atleta destacada, hablar de tu sexualidad no es algo que hagas por ti misma, sino por los demás. Hasta que todo el mundo pueda salir del armario sin que eso cause problemas o revuelo alguno, nadie tiene derecho a solo vivir su vida”, escribe en voz alta en su autobiografía.
Si eres una atleta destacada, hablar de tu sexualidad no es algo que hagas por ti misma, sino por los demás

“No creo que nadie que se haya implicado con algo, dando la cara, lo haya lamentado jamás. Es empoderante, enseña a confiar en una misma y resulta inspirador. No solo para los demás sino también para ti”, remarca en otro momento del libro.

A partir de esta epifanía, vino todo lo demás: su lucha por legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, las causas progresistas, los derechos de las minorías… Todo ello fue motivo de encontronazos con su padre, quien ya no pudo expresar con el desparpajo de antaño sus ideas conservadoras en casa (pese a la trayectoria política de su hija, años más tarde su padre votaría a Donald Trump…)
Nuestro padre no amaba a Trump, pero formaba parte de los votantes blancos contrariados influidos por Fox News

“Nuestro padre no amaba a Trump, no era uno de los que rinden culto a su personalidad, pero formaba parte de la base de votantes blancos contrariados a los que habían hecho creer que eran una minoría vulnerable”, escribe Rapinoe. “Todas sus opiniones estaban sacadas directamente de Fox News (el canal de noticias preferido de la derecha norteamericana). “No me fio de las demás cadenas”, solía decir su padre, aunque su madre estuviera hasta el gorro de la forma de informar de esta cadena.

Por lo que se refiere a las preferencias políticas de Megan, antes de las elecciones primarias a la presidencia del partido demócrata hizo campaña por Elizabeth Warren. Después, Rapinoe tuvo recientemente el atrevimiento de ofrecerse voluntaria, en una conversación en vivo con Joe Biden, como vicepresidenta de los Estados Unidos.
FOTOGALERÍA IL068.LYON (FRANCIA), 08/07/2019.- La capitana de la selección estadounidense de fútbol, Megan Rapinoe, posa con la bota de oro y el trofeo de mejor jugadora tras vencer a Holanda en la final de la Copa Mundial de la FIFA Femenina 2019, el 7 de julio de 2019, en Lyon (Francia). La alta asistencia y el amplio seguimiento fuera de las canchas caracterizaron este Mundial 2019, gracias al espectacular nivel juego que brindaron las selecciones participantes. EFE/ Ian Langsdon

Megan Rapinoe posa con la bota de oro y el trofeo de mejor jugadora del torneo tras vencer a Holanda en la final del Campeonato del Mundo, el 7 de julio de 2019, en Lyon (Francia). Ian Langsdon / EFE

Acostumbrada a jugar antes miles de personas, Rapinoe decidió, a partir de un momento dado, airear en público aquellos asuntos que afectaban a su vida privada. Uno de ellos fue su lucha para conseguir la igualdad salarial entre futbolistas masculinos y femeninos para poner encima del tapete, por ejemplo, que cada integrante de la selección masculina de los Estados Unidos (en aquel momento, EE.UU. ocupaba el puesto 33 en el ranking de la FIFA) percibiera 5.000 dólares por perder un amistoso y una jugadora de la selección femenina (la mejor del mundo en aquel entonces) obtuviera solamente 1.350 dólares por ganar el partido y absolutamente nada por perder o empatar.

A la vez, “consciente de su poder y dispuesta a usarlo”, decidió, escribió Louisa Thomas en The New Yorker , crear un nuevo modelo sobre cómo ser ciudadano estadounidense, para que acabará convirtiéndose en una alternativa “al nacionalismo de los hombres que reclaman el monopolio de la bandera y el himno”. Es más, Rapinoe declara sentirse “extremadamente estadounidense”, por más que en 2016 pusiera la rodilla en el suelo al sonar los primeros acordes del himno nacional, en solidaridad con los jugadores negros del otro fútbol, el americano, que protestaban contra la conocida brutalidad policial que sufren los afroamericanos.
Una alternativa al nacionalismo de los hombres
Consciente de su poder y dispuesta a usarlo, decidió crear un nuevo modelo sobre cómo ser ciudadano estadounidense

“Los afroamericanos –señala Rapinoe en su autobiografía– nunca han ganado nada sin que ello conllevase pagar un alto precio. La época de los derechos civiles trajo consigo el acta de sufragio universal para millones de personas, ¿y qué hizo el gobierno? Presentar una serie de leyes que llevaron a la encarcelación en masa de la población negra, de forma que ahora uno de cada tres no puede votar”.

Otro momento decisivo en la vida de Megan fue el verano de 2014, cuando cumplió 29 años y conoció en Seattle a la que, hasta ahora, es el gran amor de su vida: la también campeona olímpica, pero de baloncesto, Sue Bird. Ambas, Rapinoe y Bird, forman la power couple, la pareja poderosa del momento en Estados Unidos.
​FILE – OCTOBER 30: Seattle Storm WNBA player Sue Bird and USWNT soccer player Megan Rapinoe are engaged. Bird announced the engagement on her Instagram on October 30. The couple has been together for four years. SAN FRANCISCO, CALIFORNIAOCTOBER 30: Soccer star Megan Rapinoe and WNBA star Sue Bird watch the Golden State Warriors play against the Phoenix Suns at Chase Center on October 30, 2019 in San Francisco, California. NOTE TO USER: User expressly acknowledges and agrees that, by downloading and or using this photograph, User is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License Agreement. (Photo by Ezra Shaw/Getty Images)

Megan Rapinoe y su mujer, Sue Bird, en un partido de baloncesto en San Francisco, el 30 de octubre de 2019 Ezra Shaw / Getty Images
Deportista del año
Combativa también en los premios

Paradójicamente, la autenticidad que transpira la capitana de la selección estadounidense le ha llevado a ser inmortalizada por Steven Meisel, uno de los fotógrafos más deseados del momento, en una campaña para Loewe, además de catapultarla hasta la portada de revistas como Sports Illustrated.
​Pero, ¿qué hizo la combativa Rapinoe al ser nombrada deportista del año? Respuesta: provocar que los asistentes a la gala levantaran una ceja al escuchar en su discurso como calificaba a la revista de racista y sexista, estando el editor sentado a tres metros y medio del escenario. “¿De verdad soy la cuarta mujer galardonada en 66 años? ¿Solamente cuatro de nosotras hemos merecido ganar este premio?”, dijo la jugadora que luce el número 15 en la espalda en la selección femenina de los EE.UU.

Pero que nadie piense que Rapinoe se ha hecho multimillonaria con el fútbol: en 2018, por ejemplo, ganó 500.000 dólares (un salario similar al que reciben algunos jugadores de la Segunda División de fútbol española), además de otros 80.000 dólares que recibió por el contrato de patrocinio de cuatro años de duración que rubricó con Nike en 2016.

¿En qué gasta su dinero Rapinoe? “En realidad en cualquier cosa: bolsos, zapatos, ropa, cremas hidratantes, joyas, etcétera. Soy adicta a los mocasines Celine. Me encanta la tecnología (tengo un iPad y un MacBook, y llevo AirPods en los viajes)”, responde ella misma. Y, además, lo hace con indisimulado orgullo, a sabiendas de lo que mucho que ha tenido que sacrificarse para ganarlo.

A Rapinoe también le gusta invertir parte del dinero en su numerosísima familia y recurre a su tío Brad, que es asesor financiero, antes de hacer nada demasiado alocado. “Creo que está bien disfrutar de lo que una se ha ganado. ¿Se considera a las mujeres egoístas por ello? Pues no, yo paso”, dice.

La última frase de One Life resume en buena parte el pensamiento de esta futbolista: “Todo es cuestión de ser más valiente, más atrevida, más reivindicativa y –de todos los modos posibles– mejor”.

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