Migrantes forzados a encadenar cuarentenas de hasta cuatro meses en El Hierro por la falta de espacios adecuados

Moussa llegó en noviembre de 2020 a la isla más pequeña de Canarias y acumula ya once pruebas PCR. Kane lleva un mes en un terrero de lucha canaria donde hay al menos medio centenar de camastros separados entre sí por menos de diez centímetros

El Diario, Natalia G. Vargas, 23-02-2021

bierno de Canarias, publicados este lunes, El Hierro cuenta con 20 casos activos de coronavirus. De ellos, solo dos se corresponden con población herreña. A pesar de que los migrantes positivos no están en Valverde, la estadística ubica en el municipio a 19 de los contagiados. Según Sanidad, “la mayoría de los casos se han contabilizado en la capital porque es donde se notifican los casos y donde se siguen”. “Esta circunstancia no ha afectado al seguimiento de los brotes, cuya trazabilidad es del 100% en la isla según los datos proporcionados por la Dirección General de Salud Pública”, apuntan desde Sanidad.

José Carlos Hernández, director insular de El Hierro Natalia G. Vargas
‘Vaciar’ la isla de migrantes
Ante los avisos del Cabildo, la Dirección Insular ha agilizado las derivaciones a Tenerife. “Siempre que se autoriza un traslado es porque la persona ha dado negativo en el virus”, asevera el director insular, José Carlos Hernández. Hasta ahora siguen en El Hierro 64 migrantes. Las últimas derivaciones se produjeron el pasado domingo, cuando 42 personas viajaron desde el Puerto de La Estaca hasta Los Cristianos. El 18 de febrero, otro barco con 72 personas llegó a Tenerife desde El Hierro, lo que permitió que el polideportivo habilitado en Valverde, la capital, se vaciara. El centro deportivo había hacinado hasta a 190 personas bajo un techo con goteras. En la isla, ya no queda ninguna mujer migrante. En esta línea, Sanidad subraya que todas las que han llegado embarazadas han sido valoradas por el servicio de ginecología obstetricia y los menores han sido supervisados por pediatría.

Según los datos ofrecidos por la Consejería de Sanidad a Canarias Ahora este lunes, en el Aula de la Naturaleza había hasta esta semana 54 personas, de los que once son positivos. Los contagiados han sido trasladados al albergue del Ayuntamiento de Frontera, y los 43 restantes, considerados contactos estrechos, permanecerán en el centro.

Migrantes llegados en diciembre de 2020 al puerto de La Restinga, en El Hierro. Efe
Otro de los espacios que continúa en funcionamiento es el Centro de Día, en Valverde, donde permanecen 64 menores separados en dos cohortes: 38 en situación de alta epidemiológica y 26 a los que se hizo cribado. Entre ellos se detectaron dos positivos, “que hay que separar de los otros 24, considerados contactos estrechos”, apunta Sanidad.

Según el área que dirige Blas Trujillo, en el campo de lucha ya no queda nadie. En el último cribado todos dieron negativo y han sido trasladados a Tenerife con alta médica. “La instalación será devuelta al Cabildo”, apuntan.

El director insular de El Hierro, José Carlos Hernández, insiste en que los recursos de los que dispone la isla son limitados. “En algunos momentos ha habido 460 migrantes aquí. Es casi un 6% de la población total que vive en la isla”, cuenta. Además, insiste en que la pandemia ha agravado la gestión. “No ha llegado ninguna embarcación sin ningún positivo. Nos habría encantado poder darles una habitación a cada uno, pero los recursos son los que son”. Tal y como adelantó El País, se ha mezclado a mujeres, hombres, niños, positivos y negativos llegados en distintas embarcaciones.

Pasado migrante
La historia de El Hierro está marcada por la emigración clandestina hacia América del Sur. Las largas sequías y la limitación de tierras de cultivo forzaron a centenares de herreños a partir a Cuba, Argentina y, principalmente, a Venezuela en barcos de vela. Es el caso de Adela, una vecina de El Pinar que frecuenta las proximidades del terrero de lucha porque va a recoger a su nieta al colegio.

Pese a su pasado migrante, rechaza la llegada de africanos a la isla. “Se quejan de que tienen frío. Pues, ¿por qué vienen en esta época?”, critica. Por el contrario, para otros vecinos y vecinas la convivencia con personas migrantes no supone un problema. ‘’No los vemos. No salen de los centros donde están. Nosotros nos enteramos de que están aquí por las noticias o porque vemos una guagua por la noche correr hacia el puerto a recogerlos", cuenta la dueña de una librería.

El campamento que espera en Tenerife
El deseo de llegar a Tenerife es compartido entre todos los migrantes que siguen en El Hierro. Sin embargo, los que han llegado ya a la isla se han encontrado con un campamento en mitad de la nada donde conviven más de 600 personas. Entre ellos está Baba, un hombre de 32 años nacido en Mauritania que lleva una semana durmiendo al raso frente al campamento de Las Raíces, gestionado por la ONG Accem, para protestar contra el bloqueo de personas en Canarias. “Solo hay dos opciones, que nos deporten o que nos dejen ir a la Península, pero no podemos seguir más tiempo así sin hacer nada. Solo nos dejan dormir y comer”.

Campamento improvisado en el exterior del recurso de acogida de Las Raíces, en Tenerife, donde al menos 50 migrantes duermen cada noche para protestar contra el bloqueo en Canarias Natalia G. Vargas
Mohamed, un hombre de Marruecos licenciado en Biología, asegura que la protesta seguirá hasta que haya una solución. "Cada vez que hablamos con alguien de la organización del campamento nos dicen que esperemos a mañana. Pero no tenemos más paciencia’’, cuenta. El biólogo relata que el agua de la ducha en el campamento está fría, que la comida es poca y que hay muchos nervios por la falta de respuestas. “Los animales están mejor que nosotros”. Pero más allá de eso, confiesa que no quiere comida, ni ropa, ni caridad, sino ‘’libertad y trabajar".

Baba llegó hace tres meses a las Islas en un cayuco con 50 personas. Su grupo se topó por casualidad con El Hierro en un intento de alcanzar la isla capitalina, pero la embarcación se quedó sin combustible tras cuatro días en el océano. Recuerda Valverde y El Pinar como “lugares bonitos”, pero donde las condiciones para ellos “no eran buenas”. “¿De qué servía que nos hicieran test y nos pusieran en cuarentena si después llegaban otras personas y estábamos todos juntos?”.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)