En momentos en que desde determinados círculos se ciernen frívolas generalizaciones en torno al fenómeno de migración ilegal, los casos concretos, individuales, aportan otra dimensión al problema. La Guardia Civil ha realizado dos escalofriantes rescates en el puerto de Melilla en las últimas horas. Una persona enterrada en un saco de cenizas tóxicas y otras cuatro sepultadas bajo un cargamento de restos de vidrio.

El migrante, todavía aturdido, va abandonando el saco de ceniza tóxica con la ayuda de un guardia civil
El migrante, todavía aturdido, va abandonando el saco de ceniza tóxica con la ayuda de un guardia civil Guardia Civil

Las zonas portuarias de Ceuta y Melilla son puntos extremadamente críticos en lo que a tentativas de entrada en territorio nacional se refiere, pero muy especialmente para quienes intentan llegar a la Península.
Los datos facilitados por la Guardia Civil de Melilla sirven para apuntalar esa realidad. En los mismos días en que se rescató de tan peligrosas cargas (cenizas tóxicas y vidrios) a esas cinco personas, el pasado viernes, fueron también localizadas en huecos de remolques o camiones 35 personas que, con frecuencia, arriesgan sus vidas en tan peligroso tránsito.

El más angustioso de ellos, según relata la Guardia Civil fue la del hombre sumergido en el saco de cenizas tóxicas que “produjo un gran impacto emocional” en los equipos policiales actuantes. Inicialmente, se localizó una pierna inerme sobresaliendo del saco, que hizo pensar en que la persona hubiera fallecido. Se había desmayado en realidad.

La forma en que los migrantes acceden a la zona del puerto de Melilla es diversa. En muchas ocasiones, la meta se alcanza pura y sencillamente a nado. Los procedimientos terrestres tienen más que ver con introducciones “a la carrera”, señala el instituto armado, o bajo o sobre los vehículos que acceden cuando estos aminoran la marcha. Se trata de una técnica que, según la Guardia Civil se conoce como “risky”.