Francia reforma sus cuerpos policiales, acusados de racismo y violencia

El presidente Macron lanzará una «gran consulta nacional» para tener la opinión de ciudadanos, sindicatos, políticos y expertos externos

Diario Vasco, BEATRIZ JUEZ Francia, 22-02-2021

El presidente francés, Emmanuel Macron, quiere reformar la Policía y la Gendarmería, para mejorar las condiciones de trabajo de las fuerzas del orden, reforzar la seguridad interior y renovar la deteriorada confianza entre los agentes y los franceses. Pero Macron deberá ir con pies de plomo porque reformar la policía es siempre un terreno minado.

En plena polémica sobre el racismo y violencia policial y ante las fuertes críticas a la Ley de Seguridad Global, Macron prometió a los ciudadanos una gran consulta nacional sobre la reforma de ambos cuerpos, en la que participan los sindicatos de policía, ministros, políticos y expertos internacionales.

El primer ministro, Jean Castex fue el encargado de lanzar este mes el ‘Beauvau de la seguridad’, llamado así porque la sede del Ministerio del Interior está en la plaza Beauvau de París. Estas consultas, que durarán hasta el mes de mayo, deberán sentar las bases de una futura ley de programación de la seguridad interior para 2022.

El vínculo entre la policía y la población, la formación de los agentes, la relación de la policía con la justicia, el mantenimiento del orden, la grabación de vídeos de actuaciones policiales, la reforma de las unidades de asuntos internos y la mejora de los medios materiales y humanos son los temas que se abordarán durante estos cuatro meses de consultas.

El objetivo de esta gran reforma es, según Castex, doble: reforzar la seguridad y el orden público; y permitir a las fuerzas del orden ejercer sus misiones en las mejores condiciones posibles: jurídicas, materiales, humanas y psicológicas.

El ministro de Interior, Gérald Darmanin, no cree que exista «un divorcio» entre la policía y los franceses, como aseguran algunos analistas y políticos. Y espera que la reforma sirva para resolver, lo que él ha llamado, los «siete pecados capitales» de la policía. Entre estos ‘pecados’ destacan la insuficiente formación inicial y continua de los policías y gendarmes franceses: ocho meses frente a tres años en Dinamarca. Además, muchos polis novatos son al principio destinados a los barrios más conflictivos de las grandes ciudades y no están bien formados para ello o no reciben suficiente apoyo y medios de sus superiores.

Con el fin de restaurar los lazos entre las fuerzas del orden y los franceses, Castex ha prometido «más policías y gendarmes lo más cerca posible del terreno».

También se espera que se haga una reforma en profundidad de la Inspección General de la Policía Nacional (IGPN), el equivalente de servicios internos en otros países. La ‘policía de la policía’, como la llaman en Francia, es a menudo acusada de falta de independencia y opacidad, lo que contribuye que haya un sentimiento de impunidad ante los delitos cometidos por los agentes.

El ministro de Interior, considerado ‘el primer poli de Francia’, deberá hacer equilibrios para, por un lado, responder con firmeza ante las denuncias por casos de racismo y violencia policial, y, por otro, no irritar a los sindicatos metiendo a todos los agentes en el mismo saco.

Índices de confianza
La imagen que tienen los franceses de las fuerzas del orden ha mejorado un poco en las últimas semanas. El 45% de los ciudadanos dice tener confianza en la policía, según el último sondeo de Ifop para ‘Le Journal du Dimanche’, realizada coincidiendo con el inicio de esta gran consulta nacional sobre la reforma de las fuerzas del orden. Al 19% la policía le inspira simpatía, al 20% inquietud, al 7% hostilidad y el resto no sabe.

En diciembre, solo el 37% de los encuestados decía que confiaba en las fuerzas del orden, la tasa más baja registrada desde 1999. Esta encuesta se publicó después de la polémica por la paliza que unos policías parisinos dieron al productor negro Michel Zecler, grabada por una cámara de seguridad y difundida en las redes sociales.

Los franceses se encuentran divididos sobre la violencia policial. El 42% considera que estas acusaciones corresponden a la realidad, mientras que el mismo porcentaje cree que se tratan de hechos marginales o inexistentes. Lo mismo ocurre con las denuncias de racismo en la policía. El 43% piensa que son hechos aislados y el 39% opina que las fuerzas del orden son racistas.

Los policías, por su parte, se quejan de los bajos salarios, de la sobrecarga de trabajo, de la falta de medios y de la ola de suicidios en sus filas. Los agentes, en alerta permanente desde la oleada de ataques islamistas de 2015, se han convertido en objetivo de manifestantes violentos, como pudo verse con las protestas de los ‘chalecos amarillos’ o en otras más recientes. En 2020, 11 agentes de las fuerzas del orden perdieron la vida en acto de servicio y 8.700 policías y gendarmes resultaron heridos, según datos oficiales.

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