La 'Madre Teresa' de Eibar

El colectivo ...eta Kitto! edita la biografía de Mercedes Kareaga, una eibarresa pionera que dedicó su vida a los demás

El Correo, 26-06-2006

A veces no hace falta marcharse demasiado lejos para encontrar personas similares a la Madre Teresa de Calcuta. En Eibar vivió una muy parecida hasta 1997. Se trata de Mercedes Kareaga, una mujer a la que nadie olvida y a la que …eta Kitto! ha querido rendir un más que merecido homenaje publicando su biografía en un libro escrito por la periodista Ane Miren Ibarra y la historiadora Eliuska Irazu.

Portalea sirvió el jueves de escenario para una emotiva presentación. Familiares, amigos, y compañeros de la fallecida Kareaga no pudieron reprimir las lágrimas en un acto cargado de recuerdos. La coordinadora de la iniciativa, Maider Aranberri, afirmaba que «se merece este homenaje. Es una mujer que trabajó en el mundo de la política pero, sobre todo, en el aspecto social. Desde …eta Kitto! queremos devolver al primer plano de la actualidad a estas personas tan importantes de las que a veces nos olvidamos».

La biografía de Mercedes Kareaga es la primera que se ha publicado, pero no será la última. De hecho, a partir de ahora se comenzarán a preparar trabajos sobre personajes tan relevantes como Juanito ‘Txoko’, ‘Txikito de Eibar’, Eli Ojanguren o Alberto Ormaetxea.

Si uno repasa la biografía de Mercedes Kareaga, se sorprende de que aún no le hayan puesto su nombre a una calle, por lo menos. Fue una mujer luchadora, muy adelantada a sus tiempos y que se desvivió por trabajar en favor de los derechos de las mujeres y de los más necesitados. Nació el 15 de diciembre de 1908, fruto del matrimonio entre el consagrado grabador eibarrés Cayetano Kareaga y Emilia Gisasola. Desde muy jovencita sintió la vocación religiosa, y cuando contaba con 16 años, comenzó su labor como catequista, un trabajo que no abandonó hasta 1936 y que intensificó en la época de la República, cuando en las escuelas no se impartía clase de religión.

‘Emakume Abertzale Batza’

Otra de sus debilidades era el problema de la mujer en la sociedad de principios del siglo XX. Tal vez por la tardía industialización de Euskadi, o por las arraigadas costumbres tradicionalistas, la sociedad seguía siendo bastante machista. En 1922 nació la ‘Emakume Abertzale Batza’, aunque, con la dictadura de Primo de Rivera, un año más tarde tuvo que desaparecer. A la sombra, siguieron aprendiendo taquigrafía, euskera, mecanografía, hasta que llegó la Segunda República, y con ella la declaración del PNV en la que se afirmaba que «las mujeres podrán afiliarse con los mismos derechos individuales que los hombres ante esta organización».

En Eibar, el EAB surgió el 9 de enero de1931, y con el tiempo llegó a contar con más de 400 afiliadas. Entre los años 31 y 32, Mercedes Kareaga ofreció una veintena de charlas por toda Euskal Herria, reivindicando el papel de la mujer en la sociedad.

La época más difícil en su vida coincidió con la Guerra Civil. Tuvo que emigrar, primero a Asturias y después a Francia, aunque fue detenida y tuvo que regresar a Eibar, donde se dedicó a limpiar los colegios a modo de castigo. A pesar de que no llegó a pisar la cárcel. La posguerra tampoco fue fácil para ella. Debía presentarse ante a policía hasta que, un buen día, se decidió que una mujer que había hecho tanto por su pueblo no podía seguir en ese estado y le comunicaron que siguiese su vida tranquilamente.

Vida social

A partir de ese momento, Mercedes Kareaga dedicó todo su esfuerzo a realizar labores sociales. Trabajó durante muchos años preparando a las mujeres para el matrimonio; traía obras de teatro a la parroquia de San Andrés, y enseñaba a las mujeres a seguir la misa en latín. La posguerra fue muy dura. En esa época, llegaron muchos inmigrantes a Eibar y Mercedes se encargaba de repartir entre los más necesitados la ayuda que llegaba desde los Estados Unidos con el famoso ‘Plan Marshall’. Entonces no existía Cáritas, pero Kareaga dio los primeros pasos para su fundación

De todos modos, nunca dejó de lado su lucha en favor de las mujeres. De hecho, junto con Tere Gantxegi y Carmen Apellaniz creó la sociedad Goi Argi en 1951, la primera en todo el Estado destinada únicamente a las mujeres. Allí, además del entretenimiento, también daba cursos sobre la convivencia y clases de cocina. Realizaban excursiones en verano y organizaban tómbolas. Fue una adelantada a su tiempo.

Y eso no es todo. El resto de su vida siguió dedicándosela a los demás. Colaboró en la reforma del colegio Aldatze (donde había estudiado), y en el año 1964 fundó el ‘Patronato Eibarrés de Beneficiencia Infantil y Obras Sociales’, donde atendieron a muchos niños aquejados de poliomielitis. Pero no sólo acudían los niños, ya que también se ayudaba a jubilados, viudas o pensionistas.

Esa fue su vida. Ayudar y ayudar. En 1974 estuvo al frente de la ‘Operación ladrillo’ que sirvió para rehabilitar el vetusto hospital de Legarre. Lo logró concienciando a la gente de la necesidad de dar apoyo a los que más lo necesitaban. Los últimos años de su vida los pasó en su domicilio de la calle Pagei, sin perder la sonrisa, hasta que, el 26 de febrero de 1997, falleció. Su impronta jamás abandonará Eibar y su legado es bien claro para el que quiera seguir sus pasos: Dar sin esperar nada a cambio. Todo un ejemplo.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)