Trump dice que invocar la vigesimoquinta enmienda le supone un «riesgo cero»

En su primer acto público desde el asalto al Capitolio se declara víctima de «la mayor caza de brujas de la historia política» de Estados Unidos

Diario Vasco, CAROLINE CONEJERO Nueva York, 13-01-2021

En su primera aparición pública desde el asalto al Capitolio, Donald Trump despreció este martes en Texas la petición demócrata de invocar la vigesimoquinta enmienda de la Constitución para destituirle del cargo y aseguró que este recurso le supone un «riesgo cero». El presidente saliente hizo esta declaración mientras en Washington se desvanecían las posibilidades de aplicar esta enmienda, ya que el propio vicepresidente Mike Pence se mostró contrario al trámite, al igual que un buen número de representantes republicanos, aunque al cierre de esta edición todavía no había un pronunciamiento claro al respecto. El único que habló con diáfana claridad fue el afectado, que dijo que el proceso de destitución era la «continuación de la mayor caza de brujas de la historia política», evidentemente desatada en su contra.

A punto de convertirse en el primer presidente estadounidense con dos juicios de destitución del Congreso, el líder republicano advirtió que el proceso puede causar un enorme peligro al país y una gran ira, e insistió en no «buscar la violencia». En el asalto al Capitolio murió media docena de personas, entre ellas dos policías.

Trump viajó a Texas para defender su muro fronterizo con México. Se negó a asumir responsabilidad sobre su papel en los disturbios de Washington, alegando que sus palabras a los manifestantes antes del ataque fueron «totalmente apropiadas». Un punto de defensa legal ya adelantado por el que podría ser su abogado en el juicio de destitución, el polémico Alan Dershowitz ejerció como parte de la defensa legal del traficante sexual Jeffrey Epstein, quien señaló que las declaraciones del magnate recayeron bajo la «protección constitucional de la libertad de expresión».

LA CLAVE:
Enfado.
El presidente saliente advierte que las iniciativas para su destitución causan una «enormeira» a la población
Las manifestaciones del inquilino de la Casa Blanca se produjeron mientras los demócratas aguardaban la decisión de Mike Pence para invocar la enmienda constitucional, a expensas de que, en caso contrario, este miércoles pongan en marcha el ‘impeachment’ contra Trump. Pero el vicepresidente Pence tuvo una «buena conversación» con su superior en el Despacho Oval a pesar de que los disturbios del miércoles pasado amenazaron su vida y la de su familia y no parece decidido a invocar la norma que permitiría incapacitar al mandatario.

La visita a Texas, diseñada para distanciar al presidente de las acusaciones de instigación a la violencia, es parte del intento de su equipo de resaltar su legado presidencial con una última visita oficial a nada menos que el Álamo, la antigua misión franciscana del siglo XVIII en San Antonio. Trump, cuya política de línea dura en inmigración ha marcado su Administración, hizo de la construcción del muro fronterizo con México el proyecto insignia de su campaña en 2016. En esta localidad situada al sur y uno de los puntos de mayor entrada de inmigrantes mexicanos, las fuerzas de seguridad esperaban anoche concentraciones de grupos de partidarios del líder republicano, cuyo jefe de Seguridad Nacional, Chad Wolf, ha dimitido.

La potencial violencia de los ‘trumpistas’ llevó a numerosos activistas pro-inmigrantes a cancelar las protestas que tenían previsto celebrar duranta la visita. Para muchos hispanos y mexicoamericanos, las imágenes de familias inmigrantes separadas, niños en jaulas y mujeres sometidas a esterilización sin su conocimiento han convertido la política de inmigración del mandatario estadounidense en sinónimo de «limpieza étnica».

EN SU CONTEXTO:
664
kilómetros de muro fronterizo se han construido durante el mandato de Trump, que este martes viajó a Texas para poner en valor su política migratorio y el «cumplimiento» de sus promesas.
Al unísono con Mike Pence.
Donald Trump y su vicepresidente, Mike Pence, se reunieron en la noche del lunes la primera vez que se veían desde el asalto hace una semana al Capitolio y ambos mostraron un aparente frente común al comprometerse «a continuar su trabajo por el país hasta el final de su mandato».
340
millones de dolares le deben las empresas del magnate al Deutsche Bank, que ha rotó con él después de dos años de apoyo.
El equipo presidencial señaló que la elección del Álamo, una localidad en el Valle del Río Grande cerca de la frontera, como centro de la visita no guardaba simbolismo alguno. La misión fue el escenario de la famosa batalla de 1836 cuando los texanos fueron derrotados por las fuerzas mexicanas. Un enfrentamiento cuyas diferentes versiones de la historia ha sido polémica de debate y que marcó el principio del fin del dominio de México sobre el territorio y su anexión a los Estados de la Unión. De hecho, la batalla, que dejó unos pocos supervivientes, sirvió para justificar la ocupación ilegal de Texas por un grupo de insurrectos, provocar la intervención de la Unión y declarar el gobierno independiente de Texas.

Problemas con los bancos
Trump habló sobre sus esfuerzos contra la inmigración en la frontera y marcó la finalización de más de 644 kilómetros del muro como una «promesa hecha, promesa cumplida».

Amargado y molesto a una semana de su entrega del poder al próximo presidente, Joe Biden, el magnate ha permanecido encerrado en la Casa Blanca con sus asesores más cercanos desde el miércoles. En ese tiempo se ha visto cada vez más aislado, cercado por las críticas y privado del uso de las redes sociales que le han bloqueado sus mensajes. En un nuevo revés, el Deutsche Bank ha suspendido también sus lazos con el mandatario tras dos décadas de apoyo a la Organización Trump. Ha anunciado que ya no hará más negocios con el presidente caído en desgracia.

El banco alemán se convierte así en otra institución financiera más que se desvincula del magnatee tras su aparente instigación a la violencia. Su entramado de empresas, encabezado por sus dos hijos mayores, debe al banco alrededor de 340 millones de dólares en préstamos. No está claro si la decisión se extiende a otros miembros de la familia. Ivanka Trump y Jared Kushner, hija y yerno del líder republicano, son también clientes del banco.

La decisión del Deutsche es la última de la avalancha de corporaciones que ha roto con Trump, una suspensión que incluye, entre otros, a Coca-Cola, la cadena de hoteles Marriott, AT&T, Twitter y Facebook. Otra institución financiera clave de prestamos a Trump, el Signature Bank, anunció el cierre de dos cuentas personales con un total de 5.3 millones de dólares en depósitos.

El Ejército llama a defender la Constitución
La Junta de Jefes de Estado Mayor Conjunta del Ejército prepara una declaración para recordar a los miembros de las fuerzas armadas estadounidenses su deber de defender la Constitución y rechazar el extremismo. La declaración, que se redacta en respuesta a los violentos disturbios en el Capitolio ocurridos hace una semana, es significativa dada la aprehensión de la cúpula militar a entrometerse en la esfera política.

El comunicado incide en la creciente alarma sobre posibles actos violentos desde ahora hasta el 20 de enero, día de la investidura del nuevo presidente Joe Biden. Según diferentes informes de las agencias de seguridad, los radicales están movilizados a través de canales secretos en línea para planificar una nueva concentración en Washington. Asimismo, están realizando llamamientos por medio de mensajes encriptados a usar la violencia contra los funcionarios del Gobierno en la jornada presidencial, según la cadena NBC News.

Algunos de los mensajes ofrecen inforrmación sobre cómo fabricar, ocultar y usar armas y bombas caseras. Las comunicaciones se publican en chats donde los supremacistas blancos comparten información libremente desde hace meses, y donde se ha detectado un considerable aumento en el volumen de los mensajes desde que se vieran obligados a abandonar otras plataformas suspendidas tras los actos de violencia del asedio al Capitolio.

Mientras Trump expresaba anoche en el Álamo su respeto por «la historia y las tradiciones de Estados Unidos» y advertía que ésta es la hora de «la paz y la calma», en Washington y los capitolios de cincuenta Estados se continuaba el despliegue de policías y miembros de la Guardia Nacional para reforzar la seguridad en previsión de disturbios o atentados. También en las redes sociales se producía una purga: tan solo Twitter eliminó 70.000 perfiles de usuarios que difundían teorías de la conspiración tras el ataque de la semana pasada.

Incluso, el secretario de Estado, Mike Pompeo, pasó este martes su momento de bochorno. Canceló su viaje a Europa en el último minuto después de que el ministro de Relaciones Exteriores de Luxemburgo y altos funcionarios de la Unión Europea se negaran a reunirse con él.

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