La crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto una realidad clara: el actual Gobierno de España no sabe absolutamente nada de Canarias, de sus singularidades, de su régimen fiscal, de su Estatuto, de su economía… porque de otra manera no se entiende el nivel de desprecio hacia las islas. En cada decisión que ha tomado a lo largo de los últimos ocho meses, desde que se levantó el estado de alarma, no ha tomado una sola medida que convenga a las islas y a su futuro. No escucha, no atiende y lo que es peor, no le interesa en absoluto el bienestar de los canarios.

Este Gobierno de España actúa, legisla y decide sin importarle si asfixia, estrangula o directamente mata la actividad económica del archipiélago. Estos días ha estallado y tenía que pasar el conflicto migratorio. Tras meses de mirar para otro lado se ha puesto de manifiesto que Canarias ya no puede más y que el Estado tiene que asumir su responsabilidad con los migrantes que llegan las costas isleñas. Llegado a este punto ya no le valen las excusas y las mentiras utilizadas hasta ahora.

Pero no solo es la inmigración. Es el turismo, los incentivos fiscales, los controles en los aeropuertos, los test de antígenos… todas y cada una de las peticiones que Canarias ha solicitado al Estado desde que estalló la pandemia para reactivar su economía y salir de este atolladero han chocado con un muro y las que se han ido aceptando, se han regulado mal generando más problemas que beneficios. Yo espero que los isleños tengan memoria y que, cuando dentro de tres años haya que volver a las urnas, no olviden todo lo que está ocurriendo.