En el Gobierno admiten que “la situación es tremenda” en Canarias. Y que todas sus previsiones se han visto “desbordadas” por las nuevas oleadas de pateras. Pedro Sánchez encargó a su vicepresidenta, Carmen Calvo, coordinar a todos los ministerios implicados. Y el Ejecutivo vuelve ahora a desplegarse para intentar contener esta nueva crisis sobrevenida. “Estamos muy preocupados”, asumen. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, viaja hoy a Rabat, al tiempo que los responsables de Migraciones y de Transportes, José Luis Escrivá y José Luis Ábalos, vuelven a Las Palmas. El viernes pasado la ministra de Política Territorial, la canaria Carolina Darias, ya presentó sobre el terreno un plan de choque con las medidas desplegadas por los distintos ministerios. Pero el alud de pateras continuó y dejó cortas todas las iniciativas.

La mayoría de los que alcanzan las costas canarias de manera precaria e irregular proceden de Marruecos, llegan en pequeñas embarcaciones en las que se apiñan una veintena de personas, sobre todo jóvenes que huyen de la crisis económica y la falta de expectativas en su país, agravada por el coronavirus que hundió el turismo y también, aunque en menor medida, por el conflicto armado desatado con el Frente Polisario en el Sáhara Occidental. Los cayucos que llegan desde Senegal o Mauritania trasportan hasta 60 personas cada uno.

Marlaska viaja hoy a Rabat, al tiempo que Escrivá y Ábalos acuden a Las Palmas para anunciar más medidas

“¡Canarias es un polvorín, es un volcán!”, advirtió la diputada tinerfeña Ana Oramas el miércoles en el Congreso ante Sánchez. Pero el presidente del Gobierno ya es muy consciente de que la bomba está a punto de estallarle entre las manos y en la Moncloa están encendidas todas las alarmas debido a la enorme presión migratoria que sufren las Islas Canarias, que desde principios de año registran la llegada de más de 17.000 personas en pateras y se encuentran con unos recursos de acogida insuficientes, cuando no con la descoordinación de las administraciones y ministerios implicados, desbordados por la situación. Lejos de aplacarse, y pese a los esfuerzos del Gobierno, la crisis se agrava por momentos. Y el vicepresidente Pablo Iglesias opta un perfil bajo sobre la crisis en la gestión, aunque sí ha intervenido para instar a Sánchez a defender un referéndum en el Sáhara.

El mismo día en que Oramas advirtió si haría falta que Canarias tuviera un partido independentista o un grupo terrorista para que el Gobierno atienda esta emergencia, que ya tuvo que afrontar Zapatero con la crisis de los cayucos del 2006, Calvo volvió a reunir a los secretarios de Estado de los distintos ministerios, para reforzar las medidas de contención de esta crisis.

Pero desde Canarias se denuncia que a la falta de una política migratoria clara se suma la descoordinación entre los ministros encargados de solventar la crisis migratoria. Pero Canarias copa hoy buena parte de la agenda del Gobierno, tras la polémica disparada en los últimos días. Marlaska viaja así hoy a Marruecos, donde se reunirá con el ministro Abdeluafi Laftit para tratar de reactivar las repatriaciones de nacionales, que se detuvieron a raíz de la Covid-19, y reforzar el control de la frontera sur, desde la que salen las embarcaciones que llegan a Canarias en la llamada ruta atlántica. Además, Interior decidió ayer el envío a Canarias de 250 agentes más de la unidad de intervención policial (UIP) para prestar apoyo a los 20 agentes que custodian Arguineguín y los más de 2.000 inmigrantes que allí se hacinaban en las últimas semanas. También Escrivá y Ábalos viajan hoy a las islas para anunciar la puesta en marcha de recursos de acogida a los inmigrantes. La ministra de Defensa, Margarita Robles, anunció por su parte la cesión de cinco instalaciones militares en Canarias a Interior y Migraciones para atender inmigrantes.

Este fin de semana también viajará al archipiélago el líder del PP, Pablo Casado, que improvisó esta visita tras la polémica surgida esta semana por la situación en la que se encuentran los inmigrantes en Canarias y el abandono que denuncia el archipiélago por parte del Estado en materia migratoria.

La falta de recursos de acogida obligó a improvisar y a acomodar a los migrantes en complejos hoteleros del sur de las islas, hoy vacíos por la ausencia de turistas por causa de la pandemia del coronavirus, pero que requieren de su salida ya que a partir de diciembre se prevé la reactivación del turismo.