Irun-Lesbos: ruta solidaria en camión

Refugiados. El irunés Iñigo Bravo ha destinado sus vacaciones a transportar en su tráiler 23.000 kilos de comida hasta las cocinas de Zaporeak en Lesbos

Diario Vasco, ESTRELLA VALLEJO, 29-10-2020

El coronavirus ha trastocado muchos planes y ha puesto el mundo patas arriba, pero también ha propiciado gestos que de no haber existido esta pandemia, quizás no se habrían producido. Ayer llegaron 23.000 kilos de alimentos a las cocinas de Zaporeak en Lesbos. Los primeros de los muchos miles que la asociación guipuzcoana recibió en la última Gran Recogida celebrada hace poco más de un mes, lo que le permitirá seguir dando de comer a los refugiados que malviven en la isla desde hace años.

Pero la peculiaridad de esta entrega reside en la figura del transportista, cuyas aventuras hasta llegar al país heleno este martes se han podido seguir por redes sociales. Iñigo Bravo es propietario de la empresa de transportes Bravologistic de Irun. Es un apasionado de los viajes y la aventura, pero la crisis sanitaria y sobre todo, tener un pasaporte vetado en muchos países, le hizo replantearse sus vacaciones para este año. Le merodeaba la idea de destinar el presupuesto que iba a utilizar en ese periodo vacacional a algún proyecto solidario y «de pronto, vi en el periódico que Zaporeak había hecho una recogida de alimentos y me empezó a picar el gusanillo. Pensé que podía serles de ayuda llevando en uno de mis camiones tantos kilos como fueran posibles y así lo he hecho», explica feliz desde la isla griega.

Cinco días de ruta
Se puso en contacto con la ong, les comentó que se hacía cargo de los gastos y juntos organizaron la ruta. «Salí el jueves pasado de Irun, pasé por Toulouse, hice 1.650 kilómetros hasta el puerto italiano de Ancona, y ahí cogí un ferry a Patras. Otro barco a Atenas y un último ferry a Lesbos».

Cinco días y varias pruebas PCR después, logró llegar a la isla griega. Reconoce que nunca antes había cooperado con ninguna organización, aunque cree que el vínculo de su madre con Cáritas y el voluntariado de su hermana en Ecuador «me han influido seguro. Quizás porque tengo salud y la vida me va bien… No lo sé, pero sentí que tenía que hacerlo, y la verdad es que estoy súper contento de estar aquí y de echar un cable en lo que haga falta», comenta Iñigo, al otro lado del teléfono.

Este irunés confiesa que durante el camino le preocupaba tanto el Covid como el auge de las revueltas protagonizadas por la extrema derecha en Grecia por el bloqueo de miles de refugiados en el país heleno. En este contexto de inestabilidad social, económica y sanitaria, Zaporeak sigue ofreciendo 2.000 menús diarios a los refugiados, que han sido reubicados en otro campo igual de deplorable, después de que Moria ardiera en llamas el pasado septiembre.

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