Aurel honra en la figura del dibujante Bartolí a los refugiados españoles en Francia

Su nueva película de animación compite en la sección oficial de la Seminci, el festival de cine de Valladolid

ABC, ABC, 28-10-2020

Los campos de concentración frustraron en Francia las ansias de libertad del medio millón de refugiados españoles durante los coletazos de la Guerra Civil en 1939, uno de ellos el dibujante Josep Bartolí, en cuya figura el cineasta francés Aurel ha honrado la memoria de todos dentro de la 65ª Seminci, recoge Efe.

Tras la caída de Barcelona, en febrero de 1939, la frontera hispano-francesa en Cataluña se convirtió en un interminable éxodo de familias que huían de la miseria y de la represión en busca de un futuro dentro del país de la libertad, igualdad y fraternidad, pero toparon con reclusiones, trabajos forzados, hambre y enfermedades.

«Esta parte de la memoria de nuestro país ha sido un episodio de vergüenza que está totalmente olvidado en Francia», ha lamentado el cineasta Aurel (Ardèche, Francia, 1980), dibujante de prensa en el diario Le Monde y en los semanarios Marianne y Politis, a quien le llegó la historia gracias a un libro que Georges Bartolí, sobrino de Josep, dedicó al exilio de los españoles.

Aunque el asunto principal es el dibujo, «nos parecía interesante contar una historia olvidada por el Estado francés y el país», ha insistido Aurel durante una rueda de prensa celebrada al término de la proyección de «Josep», una película de animación que compite en la sección oficial del festival de cine de Valladolid.

Junto al de Argelés-Sur Mer, el campo más conocido, Francia levantó con premura varios más en Gurs, Saint-Cyprien, Rivesaltes, Vernet d’Ariège y Bram del que se escapó Bartolí (1910-1995), fundador del sindicato de dibujantes durante la Guerra Civil, comisario político del partido marxista POUM y exiliado en México.

Los refugiados fueron hacinados en condiciones infrahumanas donde morían de hambre y frío, eran utilizados para trabajos forzados y con frecuencia deportados a España o a los campos de exterminio de la Alemania nazi como el de Dachau, de donde escapó Bartolí al saltar desde un tren.

Aurel se centra exclusivamente en la vida de Bartolí en los campos franceses, donde levantó acta de la ignonimia a través de dibujos dramáticos y descarnados realizados a lápiz o plumilla: seres al borde de la muerte, demacrados y enfermos, espectros en vida a través de series que publicó en Méjico en 1943 y por primera vez en España, con textos de Narcís Molins i Fábrega, en 2007.

La película pasa de largo sobre las peripecias de Bartolí en Dachau, y de puntillas sobre la etapa mexicana junto a Frida Kahlo, y el tramo final en Estados Unidos donde pintó decorados para películas históricas en Hollywood y contactó con los santones del movimiento de la abstracción americana, entre ellos Mark Rothko y Jackson Pollock.

Aurel lo ha justificado en la necesidad de reparar la “vergüenza” de su país con los exiliados de la Guerra Civil española, mucho de los cuales lucharon junto a la resistencia francesa contra el invasor nazi durante la II Guerra Mundial.

«Es un homenaje a Josep y a los dibujos que hacía en los campos de concentración», ha insistido el director, quien ha justificado los cambios de estilo gráfico dentro de la animación del filme en la evolución de la vida del protagonista, que pasó de los trazos negros de los campos al color de sus etapas en México y Estados Unidos.

El actor Sergi López ha puesto la voz de Bartolí y la rúbrica musical ha corrido a cargo de Silvia Pérez Cruz en esta coproducción franco-hispano-belga que ya han visto en Francia 170.000 personas, llegará a España el 4 de diciembre y ha sido estrenada este martes en la jornada que el festival de Valladolid dedica al cine español.

Ha competido también esta jornada la húngara Lili Horváth (Budapest, 1982) con «Preparativos para estar juntos», su segunda incursión en el largometraje, una película muy delicada, plagada de finura y sensibilidad con el trasfondo de una historia de amor o tentativa de relación, ya que la realizadora no lo aclara como deferencia al espectador, a quien invita a elegir un final.

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