CUENTOS CHINOS

Respuestas que no llegan

«Canarias siempre fue tierra de emigrantes, no lo olvidemos y respetemos a los que nos visitan»

Canarias 7, FRANCISCO JOSÉ FAJARDO, 16-10-2020

Afirmó el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, que la oleada de llegada de inmigrantes a las costas de las islas en la actualidad se asemejaba mucho a la llamada ‘crisis de los cayucos’, cuyo punto álgido tuvo lugar entre 2006 y 2007. Y no va muy desencaminado porque las cifras se disparan día tras día. Según el Ministerio del Interior, un total de 6.081 inmigrantes arribaron a Canarias en 225 pateras y cayucos hasta el pasado 30 de septiembre, seis veces más que en el pasado año 2019, unas cifras escandalosas y que requieren de una respuesta urgente y contundente del Gobierno de España y también de Europa.

No basta con que un ministro venga, se pasee por Arguineguín y regrese asombrado a Arguineguín. Para nada. Y menos cuando compañeros suyos del Consejo de Gobierno no encuentran hueco en sus respectivas agendas para repetir el paseo de la vergüenza ante las desesperadas miradas de aquellos que se jugaron la vida en barcazas para llegar hasta el, en ocasiones, injustamente denominado ‘primer mundo’. Menos gestos para la galería y más acciones, sobre todo después de que desde numerosos estamentos, como el propio Poder Judicial, han determinado que los centros de internamiento de inmigrantes existentes en la actualidad no reúnen las condiciones mínimas exigibles para albergar a personas en tiempo de Covid-19, como así ha determinado por activa y por pasiva el magistrado Arcadio Díaz Tejera. Solo en 2006, 31.678 inmigrantes llegaron a Canarias en pateras o cayucos, en diferentes rutas desde el Sahara o Mauritania, la cifra más alta registrada en las islas, y en aquel entonces, se pidió la ayuda de la Agencia Europea de Fronteras para que llegara a acuerdos de cooperación y vigilancia compartida de las costas de origen con Mauritania o Senegal. Esta medida favoreció que en 2009, la llegada quedara reducida ya a 2.246 personas. ¿Y a qué esperan nuestros gobernantes y diplomáticos para ponerse manos a la obra? Hay diagnóstico y la experiencia nos aporta conocimiento sobre cuál debe de ser el antídoto para acabar con esta auténtica tragedia humana.

Pero mientras, las instituciones deben de seguir arrimando el hombro para atajar el problema de la inmigración y evitar situaciones de rechazo social como los que se están experimentando en barrios de nuestras islas. Canarias siempre fue tierra de emigrantes, no lo olvidemos nunca y respetemos a los que nos visitan jugándosela para buscarse un futuro.

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