Trump se enfrenta a un duro interrogatorio en lugar del segundo debate

El mandatario admite que sus pulmones estaban «un poquito diferentes» con el Covid

Diario Vasco, MERCEDES GALLEGO Miami, 16-10-2020

A la puerta del Museo Perez le esperaban los activistas de Black Lives Matter; dentro, Savannah Guthrie, una de las periodistas más aguerridas de NBC. Donald Trump probablemente no pudo disfrutar de la belleza del edificio que diseñaron sobre la bahía de Key Biscayne los arquitectos Herzog & de Meuron, porque la ex fiscal y ex corresponsal de la Casa Blanca que ahora presenta el programa Today Show no le dejó escapar ni una.

El mandatario, poco acostumbrado a entrevistas hostiles porque se reserva para Fox, se había negado a participar en el debate virtual que propuso la Comisión de Debates Presidenciales a raíz de que contrajera el Covid-19. Con los equipos de televisión desplegados en Miami, NBC le ofreció en el mismo espacio, para malestar general, que respondiera él solo a preguntas de votantes indecisos, a cambio de que mostrase los resultados negativos de dos PCR. Con eso Trump mataba dos pájaros de un tiro: recibía en exclusiva una hora de audiencia televisiva y se la robaba a su rival Joe Biden, que ya se había comprometido a otro debate similar a la misma hora con la cadena ABC en otro escenario clave, Filadelfia (Pensilvania).

La jugada le salió mal. Probablemente el mandatario hubiera preferido tener en frente a Biden. La periodista versada en litigios judiciales lo acorraló desde el principio para que aclarase a los votantes cuándo fue la última vez que dio negativo en una prueba del Covid antes de enfermarse. «No lo sé, no les preguntaba», se resistió. Tampoco quiso decir si el día que se enfrentó a Biden en el debate de Cleveland (Ohio) se había hecho la prueba, como requerían las reglas «No lo sé, me hacían pruebas constantemente».

Dos días después la Casa Blanca anunció que el presidente había contraído la temida enfermedad. Lo medicamentos que se le administraron y su traslado al hospital militar del Walter Reed sugieren que llevaba más tiempo enfermo y llegó a estar grave. ¿Tuvo neumonía? ¿Sufrieron sus pulmones algún daño? Cuando ya no pudo esquivar más la respuesta, Trump admitió que «los pulmones estaban un poquito diferentes, puede que infectados», dijo. «No pregunté mucho… Me parece que faltaba algo». El médico de la Casa Blanca dice no poder violar la privacidad del mandatario, así que sólo él podrá contarlo.

Tampoco quiso revelar a quién le debe más de 400 millones de dólares, según los documentos fiscales a los que ha tenido acceso The New York Times, algo que preocupa a los estadounidenses porque esos acreedores desconocidos pueden ejercer influencia indebida sobre el mandatario. «Es una cifra minúscula, considerando las hermosas propiedades bien emplazadas que tengo», se defendió. «400 millones es un cacahuete». Con ello aceptaba la veracidad de una información que hasta ahora había negado, como le recordó la propia presentadora, que sin embargo dejó correr que la mayoría de los edificios que llevan el apellido Trump no le pertenecen. Solo ha vendido a los constructores la licencia para usar su nombre de marca.

Trump es el primer candidato presidencial de EEUU que no hace públicas sus declaraciones de impuestos. La investigación del New York Times reveló que el año que ganó las elecciones solo pagó 750 dólares (unos 640 euros), lo que explica por qué se ha resistido con uñas y dientes a presentarlas incluso cuando se lo han requerido los tribunales. El mandatario lleva una década embarcado en una contienda con la Hacienda estadounidense que investiga la legitimidad de una deducción fiscal de casi cien millones de dólares. «Se han portado muy mal conmigo», protestó.

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La quiero
La presentadora le arrancó una condena renuente a los supremacistas blancos, que vino acompañada de otra más dura contra «los grupos radicales de izquierda» que se han manifestado tras la muerte de George Floyd para pedir el fin de la brutalidad policial. Lo que no logró es que desmintiera las teorías de la conspiración que difunde QAnon. El tenebroso grupo de ideología nazi sostiene que hay una corriente canibalista y pedofílica en el gobierno de EEUU que trafica con niños, algo que según Trump «es imposible de saber», se resistió.

Más dulces fueron con él los votantes seleccionados para hacerle preguntas, desde Bárbara Peña, que le dio la bienvenida a Miami en español, a Paulette Dale, que alabó su «magnífica sonrisa» antes de cuestionar la política con los ‘soñadores’, esos hijos de inmigrantes indocumentados criados ya en EEUU a los que su gobierno ha cortado el camino a la ciudadanía. «¿De dónde eres originalmente?», le preguntó el mandatario en un intento de estereotiparla como inmigrante. Paulette le decepcionó: «Mis bisabuelos eran rusos y polacos», le respondió ella sin perder el brillo en los ojos. «¡Es usted tan guapo cuando sonríe!».

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