La pandemia profundiza «la brecha educativa» de escolares inmigrantes

SOS Racismo busca voluntarios para continuar su proyecto de mentoría en Gipuzkoa con niños de origen migrante y con personas y familias refugiadas

Diario Vasco, AMAIA CHICO, 18-09-2020

La reanudación del curso escolar permitirá testar a partir de las próximas semanas el impacto que el cierre repentino de los colegios en marzo ha tenido en el alumnado de Gipuzkoa. En sus rutinas, en su formación, en su necesidad de socializar con sus compañeros… Un cambio drástico de vida, obligado por la pandemia, que impactó de forma más negativa en los niños que ya se encontraban previamente en situación de vulnerabilidad. «El confinamiento y el cierre de los centros educativos no han generado nuevas desigualdades, sino que han visibilizado y profundizado una brecha social y educativa ya existente». El diagnóstico es de SOS Racismo Gipuzkoa, que durante estos meses, ha evaluado la situación en la que quedaban unos 40 niños y niñas que el curso pasado formaron parte del programa de mentoría Urretxindorra (Ruiseñor), una iniciativa que ahora quiere reiniciar con nuevos voluntarios. Tanto para compartir tiempo y experiencias con chavales de entre 10 y 14 años de origen inmigrante, junto a estudiantes universitarios o de grados superiores autóctonos de hasta 30 años, como para ayudar en su proceso de integración a personas y familias refugiadas que intentan abrirse camino en Gipuzkoa. En concreto, buscan voluntarios en Errenteria, Tolosa, Hernani, Villabona, Eibar y Andoain, y quien esté interesado puede contactar en el 943321811.

SOS Racismo confía en que la segunda edición de la mentoría de personas refugiadas tras un proyecto piloto con 7 familias, y en la séptima edición de mentoría con chavales preadolescentes se puedan recuperar los encuentros presenciales. En el caso de los jóvenes, comparten una vez por semana momentos de ocio, actividades deportivas o culturales o excursiones, que ayudan a los mentorados en su desarrollo personal y social, a reforzar su autoestima o les motiva para continuar con sus estudios. El pasado curso 39 niños y niñas participaron en esta iniciativa con otros tantos estudiantes universitarios, a los que estos encuentros también permiten «descubrir nuevas realidades sociales, mejorar sus habilidades interpersonales y reforzar sus competencias interculturales», explican desde la entidad social.

Los participantes el pasado curso adaptaron su mentoría a partir de marzo, para seguir en contacto con los chavales, y mantuvieron conversaciones telefónicas y online para saber cómo les iba durante el confinamiento. Y desde SOS Racismo también emprendieron una investigación para conocer el impacto que el cierre de los colegios tuvo en estos escolares, y las dificultades que se encontraron para proseguir con las clases a distancia. Todos tuvieron acceso a ordenadores, tabletas o móviles, algunos comprados ex profeso. «De los 10 que tuvieron que realizar sus tareas con teléfonos, solo tres tenían conexión a internet, el resto utilizó datos móviles que se fueron acabando con el tiempo», visualizan. Además, se quedaban sin herramienta en el caso de que los padres se fueran a trabajar.

Dificultades familiares
Las circunstancias particulares de los progenitores, por falta de tiempo, dificultades idiomáticas al desconocer la mayoría el euskera en que sus hijos realizan las tareas o la falta de conocimientos de los contenidos, añadieron otro obstáculo a esta escolarización ‘casera’ vivida durante los últimos meses de curso. A ese impacto, se añade la situación económica de las familias muchas perdieron el trabajo, viviendas sin luz, compartidas o con ámbitos familiares de «tensión», o la sobreexposición tecnológica que derivó incluso en un caso de acoso sexual virtual en un menor. Estas situaciones revelan «un muy preocupante» impacto educativo en alumnos, como estos, que parten de situaciones de vulnerabilidad.

La red de acogida de Irun atiende a un millar de migrantes en tránsito este verano
La red de acogida de Irun ha atendido este verano a un millar de personas procedentes de países africanos que han pasado por la localidad fronteriza en tránsito hacia Europa. El objetivo principal de estas personas es buscar un futuro mejor, más aún con el «aumento de los conflictos armados y la desestabilidad política de los países» de los que proceden, los cuales están provocando un «efecto expulsión» para quienes pretenden salvar su vida y que, a juicio de la red de acogida, «requerirían de protección internacional inmediata. Lamentablemente, el estado español y Europa siguen ignorando la situación desesperada de muchas de estas personas».

Entre las personas que han llegado a Irun, los perfiles más numerosos corresponden a hombres jóvenes solos, y mujeres solas o acompañadas de criaturas, además de niños menores de edad. Los países de procedencia son Guinea Conakry, Mali, Costa de Marfil, y en menor medida de Camerún, Senegal o Níger, entre otros. La mayoría han llegado procedentes de Canarias, a diferencia de lo que ocurría anteriormente, cuando todos llegaban del sur de la península. «Se comprueba que las rutas migratorias desde África varían dependiendo de la presión militar que ejercen España y Marruecos para impedir la libre circulación», indican desde Irungo Harrera Sarea.

Desde la red denuncian además «irregularidades» en el acceso al recurso dispuesto en Irun para la acogida de los migrantes en tránsito. «Se ha impedido la entrada al albergue a varios migrantes con un dispositivo medio vacío», aseguran. «Hemos recogido varios testimonios de personas a las que, por motivos diferentes, les ha sido negado el acceso al albergue de Irun. Se ha discriminado a algunos migrantes y se ha infrautilizado el recurso, malgastando fondos públicos», critican. Asimismo, insisten en que las expulsiones en la frontera con Francia se siguen sucediendo. «Denunciamos la política xenófoba y homicida que está aplicando la UE».

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