DERECHOS HUMANOS

Desde 2014, 20.000 personas han muerto en el mar intentando alcanzar Europa

El Mediterráneo es la ruta más letal del mundo para la migración

Público, , 12-08-2020

Mientras el turismo internacional se reactiva y los espacios vacacionales tratan de volver de forma acelerada a la normalidad, Europa se mantiene como el destino más letal del mundo para las personas migrantes y refugiadas. Así se desprende de las últimas estadísticas publicadas por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), cuyos datos acumulados muestran que, solo en el mar Mediterráneo, 443 han muerto en lo que va de año tratando de llegar al viejo continente. A estas cifras hay que sumar la dramática situación que se está viviendo en las Islas Canarias. El archipiélago se ha convertido en el destino europeo más mortífero en un momento en el que los organismos y plataformas denuncian la flagrante ausencia de rutas seguras y la limitación de derechos como consecuencia del cierre de fronteras y la pandemia.

En total, los datos de la OIM –recopilados en el proyecto de investigación Missing Migrants– señalan que, entre el comienzo del año y el 10 de agosto, 1.426 migrantes, entre los que hay una importante proporción de solicitantes de asilo y refugiados, han fallecido en las rutas migratorias de todo el mundo, entre las que destacan la frontera entre México y Estados Unidos o los corredores del Sudeste Asiático. Pero ninguna es tan letal como la del Mediterráneo: el acceso a la fortaleza europea a través del mar concentra un 31% de las víctimas globales, aunque si se suman las 182 personas fallecidas en la ruta a las Islas Canarias el porcentaje acumulado para el continente se eleva hasta el 44%.

Las cifras del corredor atlántico refuerzan la situación de España como el país europeo con mayores índices de fatalidad para las personas migrantes en lo que va de año, superando ampliamente el riesgo de otras vías como la de Italia o Malta. A 10 de agosto, casi 10.200 personas han llegado al país a través del mar, mientras que 250 han perdido la vida en el intento. Esto es, España acumula menos de un tercio de las llegadas, pero tiene un 40% de las personas fallecidas tratando de llegar al continente por rutas marítimas que tenían como destino nuestro país.

En el caso concreto de Canarias, el riesgo para los migrantes –un tercio de las personas que mueren tratando de llegar a Europa lo hacen en esta ruta– se ha disparado de forma proporcional a la llegada de embarcaciones, en alza desde finales de 2019. Según los datos del Ministerio del Interior, en los siete primeros meses del año, la llegada de migrantes al archipiélago a través del mar ha crecido un 454%, el mayor aumento en doce años.

Los datos de los últimos meses contrastan, en cualquier caso, con los mensajes falaces y alarmantes de los grupos ultras y xenófobos nacionales y europeos. Pese al importante aumento en rutas como la de Canarias, el número de personas que consigue alcanzar territorio europeo sigue descendiendo año a año, mientras que la letalidad y peligrosidad de las rutas se mantienen intactas. En el último lustro, las llegadas por mar a Europa han pasado de cerca de un millón en 2015 a poco más de 100.000 en 2019. En el caso de España, entre el 1 de enero y el 31 de julio el número de personas que alcanzaron el país por las distintas vías marítimas fue un 34,8% más bajo que en el mismo periodo de 2019.

Según organizaciones como CEAR, Médicos del Mundo o Cruz Roja, estos datos demuestran el empeoramiento de las condiciones de las personas migrantes y refugiadas durante la crisis del coronavirus. A los problemas que generan medidas como la externalización y securitización de las fronteras se ha unido su cierre definitivo durante muchas semanas, reduciendo al mínimo las rutas seguras y legales para el desplazamiento. Las organizaciones también han denunciado los procesos de discriminación que se han asentado en el contexto de la pandemia y que muestran las dos caras de la fortaleza europea: mientras se relajan las medidas y controles para los turistas, los migrantes y solicitantes de asilo siguen sufriendo una elevada presión de los protocolos fronterizos.

En el caso de la externalización del control fronterizo, un estudio publicado a finales de julio por ACNUR denunciaba una vez más la falta de vías legales y detallaba los abusos extremos de derechos humanos que sufren los migrantes y refugiados en la costa mediterránea africana, muchas veces a manos de las propias autoridades. Durante este año, más de 6.200 refugiados y migrantes han sido desembarcados en Libia tras hacerse al mar camino de Europa, una cifra que apunta que se superarán los datos del año anterior.

Las estadísticas que acaba de hacer públicas las OIM son aproximadas y cambiantes: cada día, nuevas víctimas se suman a la terrible lista, que el organismo reconoce como limitada y como un documento de mínimos. Eso no impide que los datos acumulados de los últimos años sean estremecedores: cerca de 20.000 han perdido la vida en el mar tratando de alcanzar Europa desde 2014.

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