Día Mundial contra la Trata de personas

Teresa, marfileña: «No sabíamos qué era un “estado de alarma”, pero volvíamos a estar encerradas»

Los traficantes de personas aprovechan el Covid para sobreexplotar a sus víctimas

ABC, Erika Montañes, 30-07-2020

Casada en un matrimonio forzado por su familia con un conocido 12 años mayor que ella, tuvo la descendencia que él quiso: 3 hijas y 3 hijos, que siguen en su pueblo, a 300 kilómetros de la capital de Costa de Marfil, Abiyán. Teresa (nombre ficticio para preservar su anonimato) no quería tener tantos hijos, pero «no decidía ni cuándo tener relaciones sexuales, ni cómo». «Y mi marido tenía más esposas». No lo soportó, volvió a casa de su madre y la deshonra la empujó a un viaje frenético fuera de su país. Tremebundo, más bien.

«El viaje, de casi dos años, fue durísimo. Estuve un año encerrada en Marruecos. Pasé hambre, frío y calor, insoportable. Me golpearon, me violaron, me prostituyeron…, pero no tenía opción de regresar y siempre mantuve la esperanza de sobreponerme y encontrar un medio para apoyar a mis hijos y a mi madre». Cuando avistaron tierra, les dijeron que estaban en «las Islas Canarias». «No entendíamos el significado del “estado de alarma”; tampoco éramos conscientes de la pandemia mundial, no sabíamos qué era eso, pero volvíamos a estar encerradas. Al poco tiempo descubro que estoy embarazada, fruto de una violación. Me hundí, sentía que no podía confiar en nadie y casi pierdo las ganas de vivir, aunque pensar en mi familia me daba fuerza para seguir».

En cuanto una persona de Cruz Roja en Cádiz escuchó (y tradujo) su relato le puso nombre: «Eres víctima de trata». Ahora el paraguas humanitario de esta entidad la cubre de golpes y, con un desgarro de la esperanza casi arrebatada, comienza a ver la luz.

Ella es Teresa. Y este el problema de la trata:

La Asamblea General de la ONU decretó en 2013 que cada 30 de julio se conmemorase el Día Mundial contra la Trata de Personas, que no de blancas, porque el fenómeno lo sufren mujeres de todas las razas. Así que lo primero que reclaman las entidades como Cruz Roja que se baten el cobre todos los días contra esta gran lacra de la humanidad es que se le llame por su nombre: «Son personas en situación de trata y están en situación porque de esta situación se sale», dicen los portavoces de la Unidad de Trata en la entidad, Rosa Flores Infante. Lo hizo esta marfileña que con una vida de pesares en su país natal, fue embarcada en un viaje que debía llevarla a Francia, la patera hizo alto en nuestro país, donde ahora se refugia. La finalidad para ella, y para las miles de mujeres, niños y niñas (representan cerca del 80% del total de las víctimas), es, casi siempre, la mendicidad.

Una «meta» que se reparte con las adopciones ilegales, la servidumbre, los trabajos forzados, la prostitución o la inclusión en organizaciones para la comisión de actividades delictivas. Pero la mayor parte de las veces, dicen desde Cruz Roja, se destinan a ser utilizadas como ariete de la «mendicidad». Por eso, se «premia» que esos niños o mujeres padezcan cualquier tipo de discapacidad.

La discapacidad se premia
En la barca de Teresa sí había algunas personas con discapacidad, intelectual, sobre todo. No se detiene a precisar con detalle cuántas vulneraciones de derechos humanos se produjeron en aquel hinchable. Pero en su viaje a Europa detalla violaciones y prostituciones forzadas que le han provocado su séptimo embarazo. Se calcula que 2,5 millones de personas alrededor del mundo están en situación de trata. Pero solo se identifica a una por cada 20 que siguen totalmente traslúcidas, invisibles. Sin relato ni posibilidad de denunciarlo, como Teresa, aunque sea entre cuatro paredes sombreadas y con miedo.

Los datos globales sobre este fenómeno corresponden a una herramienta colaborativa puesta en marcha por los países que forman parte de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). Aquí se identificaron a 91.416 personas en situación de trata, de 169 nacionalidades, explotadas en 172 países. De los casos registrados, el 46% afectaba a mujeres; el 14% a niñas; el 26% a hombres; y el 14% restante, a niños. Con respecto a la edad, el 23% del total de las personas identificadas fueron menores de edad. El perfil de las niñas y niños cambia con respecto al de las personas adultas en lo relativo a la captación, el género y los medios de control… Por ejemplo, la vinculación de la familia (real) en los casos de trata de menores es cuatro veces mayor que en los casos de personas adultas. Las propias familias empujan a sus hijos a los brazos de las mafias para obtener algo de dinero. Entre los tipos de explotación, la trata con fines de explotación sexual sigue siendo la más representativa, seguida por fines de explotación laboral, recoge la OIM.

Sin embargo, una radiografía más reciente que trabó el informe «Trafficking in Persons», de junio de 2020, elaborado por el Departamento de Estado de Estados Unidos, elevó la incidencia del delito. Sus datos muestran que en 2019 se identificó (en los países que participan de este informe) a 105.787 personas, de las que 36.455 lo fueron con fines de explotación sexual.

82 investigaciones en España
¿Y qué ocurre en España según este mismo informe? Con datos provisionales de 2019, se destaca que se han iniciado 82 investigaciones policiales por trata con fines de explotación sexual, 21 más que en el año anterior. En lo relativo a las identificaciones de personas en situación de trata, se contemplan 467 (4 menores de edad): 250 con fines de explotación sexual; 173 con fines de explotación laboral; 23 en actividades ilícitas; y 20 explotadas en la mendicidad. Ello supone un aumento si lo comparamos con 2018, donde se identificó a 225 personas. El informe también recoge que las organizaciones sociales reportaron haber atendido a 638 personas y 4.842 potenciales. Según los datos de la última Memoria de la Fiscalía General del Estado, España es uno de los principales destinos para el tratante, que trae sobre todo a mujeres de 18 a 25 años

Los países donde se «captan» más personas para estos fines en suelo español sonNigeria, Colombia, Venezuela y Rumanía
De acuerdo con las entidades que trabajan con personas en situación de trata, los datos oficiales serían solo la punta del iceberg de un negocio de muchos ceros. Los países donde se «captan» más personas para estos fines en suelo español son Nigeria, Colombia, Venezuela y Rumanía.

Cualquier conflicto agrava el problema, ya que los grupos armados sobreexplotan a los civiles y los traficantes aprovechan esta situación, dicen los portavoces de la Unidad de Cruz Roja. Así que el Covid no podía ser un conflicto infravalorado; se ha revelado como otra «oportunidad» para quienes mueven los hilos del tráfico de personas. «Muchas víctimas se han visto especialmente afectadas por la crisis sanitaria, la mayoría, mujeres en contextos de prostitución y explotación sexual. Algunas nos han llamado por quedarse en la calle en el estado de alarma; otras, confinadas en clubs, pedían alimentos; otras nos preguntaban medidas de prevención del contagio porque seguían obligadas a mantener relaciones». El coronavirus ha acuchillado aún más sus perspectivas de rescate y engordado los bolsillos de los tratantes.

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