Violencia doméstica e inmigración

Las Provincias, 12-06-2006

No es posible responder adecuadamente a las barbaridades dichas por Amando de Miguel sin hacer referencia a un tema clave para entender la violencia domestica: la violencia contra las mujeres tiene como causa la cultural patriarcal –machismo – existente en nuestra sociedad, y la violencia contra las mujeres se da en todas las clases sociales, y no solamente en las clases marginales o en determinadas etnias y creencias socioreligiosas. Cierto es que en las clases medias y altas la violencia contra la mujer se oculta. Se oculta para mantener el status quo tanto del hombre como de la mujer. Se oculta a través de los convenios de separación y divorcio. Se oculta hasta con desembolsos económicos para impedir la denuncia. Y cierto es que en las clases medias y en las clases altas la violencia física es o de menor intensidad o inexistente; eso si, la violencia psíquica, los malos tratos psíquicos son mas refinados y mas humillantes.


¿Qué tiene que ver esto con el tema de la violencia doméstica y la inmigración? Pues que el aplauso a las barbaridades del ser De Miguel proviene, casi siempre, de las clases medias y altas de nuestra sociedad. ¿Por qué? Porque les conviene desviar la atención del problema de la violencia contra las mujeres hacia las clases marginales, hacia los drogadictos o alcohólicos, hacia… ¡los inmigrantes!


El fenómeno de la inmigración repercute en la violencia doméstica de acuerdo con los porcentajes de población; es decir, como tenemos mas inmigrantes entre nosotros, también tenemos mas delitos de violencia domestica. Estamos en razones proporcionales al número de inmigrantes. Sin embargo, no hay que obviar que en el número de denuncias por este tipo de delitos los inmigrantes ocupan un importante lugar. ¿Por qué? No por razones de la actitud violencia de los hombres inmigrantes al encontrarse fuera de su país, violencia de la que habla el sociólogo, sino porque la mujeres inmigrantes encuentran que en nuestro país que la violencia doméstica está castigada y no es tolerada por la sociedad; es, por consiguiente, una ocasión magnífica para salir de la “esclavitud del machismo” en que han vivido generación tras generación.


Punto final. Es una pena que el sociólogo De Miguel pierda el tiempo diciendo barbaridades. Pero siento mayor pena cuando compruebo que algunos se creen lo que dice.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)