El drama de la inmigración ilegal

Diario Vasco, LUIS GÓMEZ, 29-05-2020

En ‘Fortuna’, una menor etíope de 14 años acaba junto a otros refugiados en un monasterio de monjes católicos de los Alpes suizos. A menudo sigue acordándose del olor a aceite y vómito que impregnaba la patera en la que cruzó el Mediterráneo junto a sus padres. «Es como si todavía lo tuviera en la boca y en el pelo. Es infernal», recuerda la protagonista, del mismo nombre que la película, mientras acaricia a ‘Campanita’. La adolescente no tiene nada más que la compañía de este burro y un secreto que lleva dentro y resulta estremecedor cuando lo confiesa.

Rodada en blanco y negro y en formato 4:3, es la historia de una cría que se siente sola en un país extraño y con un idioma que ni habla ni comprende. Pero es, sobre todo, el drama de la inmigración ilegal y la tragedia de los refugiados en Europa, el terrible desamparo de los ‘menas’, el acoso legal que sufren los parias de cada época y la injerencia de la religión en asuntos privados.

Mientras la nieve va cubriendo los picos y revolucionando la vida de los pacíficos monjes, Fortuna, a la que da vida una sorprendente Kidist Siyum, se resiste a enterrar sus ilusiones, pese a preguntarse, ante una foto de sus padres, por qué Dios ni la escucha ni ayuda. Mientras su ánimo desfallece, el enorme Bruno Ganz, en uno de sus últimos trabajos antes de fallecer, sugiere que a las personas hay que quererlas por lo que son y no por lo que nos gustaría que fueran.

Si el viento sopla de donde quiere pero no se sabe adónde va, el demoledor film de Germinal Roaux se revela finalmente como un canto esperanzador al descubrir que la primavera siempre vuelve y que la noche se convierte en día. Por fortuna.

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