Migraciones

Dos migrantes, dos historias

Hablamos con dos migrantes, uno procedente de España y el otro de Senegal, para saber cómo vivieron su travesía

La Vanguardia, Khadija Ftah Ftahción, 26-05-2020

En el mundo hay más de 272 millones de migrantes, según datos de 2019 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Constituyen el 3,5% de la población global.

Cada persona deja su país por razones muy distintas. Algunas lo hacen porque su vida corre peligro o porque quieren buscar un futuro mejor, mientras que otras se trasladan por trabajo, por familia o simplemente porque quieren.

Para entender mejor estas motivaciones, hemos hablado con dos migrantes originarios de dos continentes diferentes, cuyas historias no se parecen en nada. Para poder ver las rutas, clica en el texto ‘Show Map’ de cada mapa.

Del Senegal a España

Bombo Ndir es una mujer senegalesa, activista y educadora social. Dejó Senegal en 1998 para buscar un futuro mejor en Europa. En el momento de partir, era madre de cinco hijos y estaba embarazada del sexto. Nos explica en primera persona su viaje.

Inicio de la ruta: Senegal

Me llamo Bmbo Ndir. En Senegal daba formación a un grupo de mujeres. Emprendí mi viaje porque quería tomar las riendas de mi vida.

Empecé a planear el viaje cuando me divorcié y mi exmarido me echó de casa. No tenía donde ir. Fue entonces cuando decidí migrar para poder trabajar y tener una casa. En el mismo momento que decidí migrar, les dije a mis hijos que no pensaba volver.

Portugal

Primero llegué a Portugal. Tenía intención de ir a Francia después, pero una amiga me dijo que tenía influencia política en Francia y que quizás podría localizarme. Ella se iba a Granada y me aconsejó que fuera a España con ella.

Pensaba que, como los españoles habían pasado por una guerra civil, una dictadura y hambrunas, entenderían mi difícil situación.

Barcelona

Cuando llegué a Barcelona no conocía a nadie. Solo tenía la dirección del señor que se había ofrecido a acogerme, que vivía en Sant Feliu de Codines. Cuando llegué, el señor que debía acogerme se asustó al ver mi embarazo avanzado.

Propuso llevarme a Granollers con otra familia porque allí había un hospital cerca y podrían cuidar mejor de mí.

Granollers

En mi primera visita a un hospital europeo sufrí racismo y todavía pienso en ello. Cuando la enfermera del hospital de Granollers me dijo que iba a parir, yo no estaba preparada. Solo había tenido una visita de control y no sabía que ya había llegado el momento. No llevaba ninguna maleta para quedarme en el hospital.

Después del parto, me subieron a una habitación en la que había otra mujer. Le pedí que me dejara sus chanclas para ducharme, pero una enfermera le dijo que ni se le ocurriese, que podría contagiarle una enfermedad como el Sida.

Me duché sin chanclas y al salir cogí un papel y escribí en francés: “Pienso, desde mi ignorancia africana, que el Sida no se contagia ni con zapatos ni saludando a las personas”, y le di esa nota a la enfermera.

Barcelona

Cuando salí de Senegal lo hice para cambiar de vida, pero no lo dejé todo atrás: me traje conmigo mi experiencia, mis capacidades de liderar, organizar y formar a mujeres, y era lo que quería seguir haciendo.

Pero cuando llegué aquí, me encontré con otra realidad, así que opté por lo primero que encontré. Mi primer trabajo fue cuidar a una señora mayor que tenía Alzheimer.

Cuando una persona decide migrar siempre piensa que las cosas mejorarán. Sin embargo, cuando llegas al destino, te topas con los obstáculos.

Quiero remarcar que he migrado sola y estando embarazada. Creo que el movimiento es un derecho humano, pero no todo el mundo tiene las mismas facilidades. Ahora me lo pensaría muy bien antes de volver a irme a otro país.

De España a Egipto

Marc Almodóvar es un periodista catalán que empezó a estudiar árabe por curiosidad. Se mudó a Egipto en 2008 y cubrió los dos primeros años de la revolución egipcia.

Acabó volviendo a Barcelona antes del golpe de estado del 2013. Nos explica su experiencia desde su punto de vista.

Barcelona

Nací en Barcelona. Tenía curiosidad por el árabe y decidí irme a vivir a un país en el que pudiese practicarlo. Me decanté por Egipto porque, siendo periodista, vi que estaban pasando muchas cosas y podría cubrirlas.

Me fui con un amigo mío y nos reunimos con una amiga que vivía en la ciudad de Alejandría. A través de las redes sociales, conocimos a la comunidad española de allí.

Dejar mi ciudad natal me generó nerviosismo, pero sabía que si algo iba mal podía volver a casa.

Egipto

Llegué a Egipto sin contrato de trabajo, sólo con mis ahorros. Es un país más barato desde mi perspectiva europea, aunque para los locales sea caro.

Trabajé de vez en cuando de profesor de castellano, grabé algún vídeo y algunas historias de forma puntual para tener ingresos.

A partir del 2011, empecé a trabajar de corresponsal cubriendo las revueltas, que se enmarcaban dentro de la Primavera Árabe.

Barcelona

Volví a Barcelona justo antes del golpe de estado que derrocó al primer jefe de Estado egipcio escogido en elecciones, Mohamed Morsi.

Seguramente volvería a migrar porque es una experiencia vital importante. Pero por ahora, o bien los posibles destinos no me llaman la atención o creo que no es el momento porque no me siento preparado para volver a estudiar un idioma de nuevo.

Sin embargo, soy consciente del privilegio de ser europeo y de tener un pasaporte que me permita ir a muchos países sin problema, a diferencia de otros migrantes.

Información elaborada en colaboración con el máster universitario de Periodismo y Comunicación Digital de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

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