«Hablamos casi a diario con nuestra familia en Ecuador»

La Verdad, INMA RUIZ, 28-03-2020

Mario Aguilar ha decidido aprender inglés durante el confinamiento. «Es el momento ideal», afirma con una mezcla de entusiasmo y resignación. Nacido en Ecuador como su mujer, Patricia, lleva 20 años viviendo en España. Aquí nacieron sus hijos, Cristian, que acaba de entrar en la veintena y estudia Ciencias Audiovisuales en la universidad, y Santiago, de 13 años, que está en segundo curso de la ESO. A estas edades estar con los amigos es muy importante y «el pequeño lleva peor lo de no poder salir, pero no nos queda otra, esto no es ninguna broma», reconoce Mario.

Los hijos pasan las mañanas estudiando y haciendo deberes y por la tarde juegan largas partidas de tenis de mesa y hablan con los amigos mediante videollamadas. «Jamás habían tocado el horno, pero ahora les ha dado por cocinar y hacen bizcochos y empanadas para matar el tiempo. Me piden que les compre harina y huevos», explica. Los tutoriales en YouTube están ayudando a Mario, hasta ahora «muy malo en la cocina», a convertirse en todo un experto elaborando arroz caldoso.

El cabeza de familia solo sale de casa un día a la semana para realizar la compra. «Da bastante respeto y procuro estar el menor tiempo posible», reconoce. Los hijos no han pisado la calle en todos estos días. Eso sí, «la ‘playstation’ echa chispas», bromea.

Lo que más echa de menos Mario es la caminata que solía realizar a diario. Los primeros días del confinamiento la sustituyó por paseos por las zonas comunes y la azotea de su edificio, hasta que le advirtieron de que eso también estaba prohibido. Ahora se consuela asistiendo a clases virtuales de zumba y realizando otros ejercicios aeróbicos. «Mis paseos son ahora del salón a la cocina y de la cocina al dormitorio, no hay más».

Durante el estado de alarma teletrabaja como administrativo en una asesoría y también dedica buena parte de su tiempo a ayudar a sus compatriotas a través de la Asociación Nuevos Lorquinos, que preside desde hace años.

«Muchos ecuatorianos se han quedado en paro y les echo una mano con los trámites». También ejerce de enlace con el consulado de Ecuador. «Hay mucha incertidumbre, todo está colapsado y la repatriación de personas fallecidas, que es algo habitual, es muy complicada en esta situación».

Patricia trabaja en un almacén agrícola en el envasado de verduras y hortalizas y es la única de la familia que sale de casa todos los días para ir a su puesto de trabajo. «En mi empresa cumplen todas las medidas de seguridad, pero tengo miedo a contagiarme y transmitirlo a mi familia, como todos», dice. Cuando vuelve a casa se quita los zapatos en la entrada y desinfecta las suelas. Tanto el calzado como la ropa exterior se quedan junto a la puerta.

Mario asegura que su mayor preocupación es la salud de sus padres octogenarios que viven en su país, donde también residen los hermanos de Patricia. «Estamos muy pendientes y hablamos con ellos casi a diario». Relata que Ecuador no está libre de coronavirus y que ya se han registrado más de un millar de casos. Hay toque de queda a las cuatro de la tarde y la gente solo puede salir a comprar productos de primera necesidad de 9 a 11 de la mañana.

El contacto telefónico con su hermana, que vive en Canadá, también es frecuente. Ante esta crisis sanitaria mundial «la familia llevamos mal estar a tantos kilómetros de distancia».

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