Las ONG tratan de adaptarse a la cuarentena por el coronavirus: "Estamos tomando medidas para no colapsar"

Cruz Roja o Pasaje Seguro explican cómo ha cambiado su trabajo desde que se decretó el estado de alarma: "Vamos al día con las necesidades que van surgiendo"

El Diario, Blanca Sáinz, 27-03-2020

En dos ámbitos diferentes de la solidaridad, pero con un fin común, se encuentran Aurora Otero y Lorena Pérez. Ambas representan a dos organizaciones Pasaje Seguro y Cruz Roja, respectivamente, que en estos días de confinamiento y crisis sanitaria continúan peleando para que los colectivos más vulnerables no queden de lado.

La incertidumbre es la palabra más utilizada por ambas: incertidumbre sobre hasta cuándo durará el estado de alarma, incertidumbre sobre la posible crisis económica que vendrá después, incertidumbre sobre los medios que la Administración pondrá cuando la situación sanitaria se relaje… Todos son preguntas en un momento en el que, por lo imprevisible de la situación, nadie se atreve a dar respuestas.
Aurora Otero forma parte, además de Pasaje Seguro, de una red de acogida a migrantes que aporta “calor humano” y las necesidades básicas. En este caso, centran su labor “en algo tan básico como dejarles que se duchen en casa, lavarles la ropa, dejarles cargar los móviles y darles de merendar o de cenar”. Una labor que, evidentemente, han tenido que dejar de realizar desde que se decretó el confinamiento: “Exigimos más medios a la Administración. Si nosotras no podemos, que haya alguien que lo cubra”, explica.

Por otro lado, Lorena Pérez, directora de voluntariado a nivel autonómico de Cruz Roja, destaca un plan que acaban de lanzar para contrarrestar los posibles efectos adversos de la crisis del coronavirus. “Estamos tomando medidas para no colapsar y ‘Cruz Roja Reponde’ es una apuesta para no llegar a ese punto de saturación”, indica.

Esta iniciativa pretende alcanzar a más de 10.000 personas en situación de vulnerabilidad en Cantabria, y lo más llamativo de esta propuesta son las 4.000 llamadas que se efectuarán a lo largo de estos días para proporcionar atención y acompañamiento telefónico. “Primero damos las pautas de prevención, después preguntamos qué tal y por último si necesitan algo, ya sea ir a la farmacia o hacerles la compra”, asevera Pérez.

Ella, en representación del colectivo, explica cómo esta idea responde a un plan que evita la saturación de la organización: “Estamos previendo que a nuestros usuarios no les falten los recursos más básicos. Ahora mismo vamos al día con las necesidades que van surgiendo”, señala.

Asimismo, otra de las formas que impulsaron para intentar ‘frenar’ este colapso fue hacer un llamamiento interno a todo el voluntariado para saber con cuántas manos contaban en esta situación de emergencia. “Los voluntarios de más de 60 años tuvieron que dejar de colaborar por ser población de riesgo, pero aún así tenemos a 150 personas dispuestas a ayudar, y un correo que no da abasto de recibir mails de personas interesadas en ser voluntarias”, manifiesta.

“Atenderles no es llevarles lo básico para que no se mueran”
Por último, Pasaje Seguro, una plataforma ciudadana encargada de exigir a los políticos que cumplan con sus obligaciones con las personas que emigran, está actualmente en lucha con un colectivo de chicos albaneses “contra los que se ha hecho una campaña de criminalización desde todas partes”.

Estos migrantes viven en un bloque abandonado en Santander sin agua, comida o las medidas higiénicas básicas, y, según la portavoz de la organización, durante estos días de cuarentena solo se les ha proporcionado “agua para beber y comida”. “En estas circunstancias especiales hay que adoptar medidas especiales y llevarles a un sitio donde puedan mantener la higiene. Por ellos y por el resto de la sociedad”, enfatiza.

En su caso, ellos se han visto obligados a parar su ‘red’, ya que tanto administrativamente como personalmente resulta prácticamente imposible ayudar a los demás en tiempos de cuarentena: “Muchos políticos dicen que los colectivos más vulnerables son la prioridad, pero estamos viendo que no es verdad… Atenderles no es llevarles lo básico para que no se mueran”, concluye Otero.

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