Cadena solidaria

De la calle a una acogida en familia para confinarse

Un joven logra techo gracias a una pareja que le ha ofrecido su casa mientras dure el estado de alarma por el coronavirus

La Vanguardia, Rosa M. Bosch, 25-03-2020

Abdelali formaba parte del grupo de cerca de 1.200 personas que pernoctan a la intemperie en Barcelona hasta que el pasado jueves, Agnese y su pareja, Gerardo, le ofrecieron alojarse en su casa, en el Maresme. La solución para que este joven pudiera cumplir con la orden de confinamiento y dejar las noches al raso llegó a través de la Fundació Barcelon Actua (BAC), que con su amplia red de voluntarios atiende a migrantes y solicitantes de asilo.

Abdelali es alumno de los cursos de integración lingüística que imparte Barcelon Actua. Una de las profesoras voluntarias de la entidad comentó con un grupo de amigas, entre las que estaba Agnese, la situación de desamparo de los sintecho, en tiempos todavía más difíciles para este colectivo y con constantes requerimientos por parte de la policía para que se recluyan. Y le habló del caso de Abdelali, un chico de 23 años que sobrevivía al raso desde hacía seis meses, cuando llegó a Barcelona desde Marruecos. “Yo le dije que teníamos espacio, lo comenté con mi pareja y decidimos ofrecerle una habitación con baño y cocina, un espacio separado que tenemos en casa, lo que posibilita su confinamiento y mantener la distancia de seguridad”, cuenta por teléfono Agnese.

“Con tantos apartamentos vacíos que debe haber se podría alojar a muchas personas sin hogar”

“Yo soy italiana y Gerardo venezolano, tenemos este estudio para cuando nos visitan familiares y amigos o para couchsurfing. Con tantos apartamentos vacíos que debe haber se podría alojar a muchas personas sin hogar”, considera Agnese. Tanto ella como Gerardo se han adaptado a esta etapa impuesta por el coronavirus, ambos trabajan desde casa y en los ratos de ocio tienen una vía de escape en el patio de su vivienda. Allí pueden charlar con su huésped y pasar ratos con su perro, Fidel.

“Es un chico muy agradable y trabajador, nos está ayudando en la restauración de una mesa. Él es el hermano mayor de una familia bereber que marchó de su pueblo para buscar trabajo y cumplir su sueño de ser boxeador en Europa”, detalla Agnese, que en una etapa anterior, en Buenos Aires, ya se dedicó a apoyar a personas sin hogar.

Griselda Bereciartu, responsable del área de refugio de BarcelonActua, está enfrascada estos días en buscar personas dispuestas a alojar temporalmente a ciudadanos sin hogar. Durante la primera etapa del confinamiento, más de mil han seguido sin poder aislarse en Barcelona. El pasado viernes, el Ayuntamiento abrió un centro para albergar a 58 indigentes y, a lo largo de esta semana, prevé alcanzar las 385 camas, tras la prevista puesta en marcha hoy miércoles del dispositivo habilitado en el pabellón 7 de Fira de Barcelona, y de otras infraestructuras.

#BACActuaDesDecasa

Paralelamente, pequeñas organizaciones sin ánimo de lucro que funcionan gracias a su legión de voluntarios, como BarcelonActua (#BACActuaDesDecasa), ponen su grano de arena. Bereciartu detalla que desde que empezó la crisis del coronavirus, BAC atiende a 300 personas a través de campañas para llamar a ancianos, a sintecho y a alumnos de sus cursos con el objetivo de detectar cuáles son sus necesidades y si ha surgido alguna situación de emergencia.

En los últimos días, además de Agnese y Gerardo, otra persona ha acogido en su vivienda a un joven sin hogar, un migrante llegado de Guinea Conakry que vio denegada su solicitud de asilo. Como Abdelali, también asiste, o asistía, regularmente a las clases de integración lingüística de BAC.

Abdelali marchó de su pueblo con dos retos en mente, poder dedicarse profesionalmente al boxeo y ayudar a su familia. Camino de Europa pasó
por Rabat, donde también vivió en la calle una temporada, y se dedicó a multitud de trabajos, incluso construyó pozos de agua.

El patio de la casa le permite salir a entrenar y jugar con Fidel. Mientras dure el confinamiento sabe que estará a salvo gracias a la generosidad de sus acogedores.

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