Tiendas de chinos

La Vanguardia, 06-06-2006

La primera y tímida inmigración china llegada a nuestras tierras diseminó restaurantes de gastronomía oriental. Allí descubrimos el cerdo chop suey y la sopa de aleta de tiburón, comida china que por su personalidad siempre se ha distinguido de los restaurantes de comida exótica. Durante años, nuestros chinos sólo se movían en el terreno alimentario, pero poco a poco fueron ocupando parcelas del comercio textil al por mayor – la barcelonesa calle Trafalgar y aledaños han devenido un pequeño Chinatown – .
>

Cuando el euro arrambló con las tiendas de veinte duros, los comercios mutaron en varias direcciones: unos, los fieles al precio, se pasaron a los 0,60 €; otros saltaron directamente a 1 €
>

, y los más acabaron en bazares multiprecio. El caso es que la esencia de los veinte duros se ha perdido y ahora abundan tiendas tipo bazar donde se vende de todo y de nada, y detrás del mostrador suele haber un ciudadano de rasgos orientales. El saber popular ha bautizado estos singulares establecimientos como tiendas de chinos. Y todo el mundo sabe de qué se trata. En Barcelona, junto a la Sagrada Família, se ha establecido El Corte Chino, y en Córdoba un bazar similar ha sido bautizado como Tienda de Chinos. Ya está todo dicho.
>

Ahora las páginas de Economía anuncian la llegada de los albañiles chinos, que van en brigadas y construyen los edificios en un santiamén. Con lo cual, muy pronto uno podrá ir a un chino (restaurante), a los chinos (bazar) o bien comprarse un chino (un piso de rápida construcción y sin sindicatos).
>

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)