Tal y como estaba previsto, el barco humanitario ‘Aita Mari’ con 158 migrantes a bordo, ha desembarcado este jueves a primera hora de la mañana en el puerto siciliano de Messina, en el sur de Italia.

El buque guipuzcoano que zarpó a toda máquina desde Lampedusa para llegar lo antes posible a su destino ha atracado pasadas las nueve de la mañana. Nada más hacerlo las autoridades italianas han comprobado el estado de las personas que iban a bordo y los servicios médicos han realizado un triaje para evaluar la salud a los rescatados antes de que pisaran el muelle.

Una vez en tierra el procedimiento seguirá: los migrantes serán identificados y se les trasladará hasta el centro de internamiento de extranjeros (CIE), para en los próximos días darles un destino en Europa.
La espera desde que obtuvieron el permiso para desembarcar se ha hecho larga. En alta mar, el frío y la humedad cala los huesos, las mantas no son suficientes y el llanto de los niños, muchos atendidos por casos de hipotermia, no encuentra consuelo. Por suerte, el temporal de olas fue amainando y la última jornada a bordo del ‘Aita Mari’ fue más tranquila.

Una vez se lleven a cabo las inspecciones del barco, los miembros de la oenegé SMH descansarán unos días en el puerto de Siracusa y darán el relevo a otros compañeros para continuar su labor humanitaria. Desde su cuenta de Twitter, advierten de que «sin barcos solidarios en el Mediterráneo, es más fácil para la Unión Europea violar los Derechos Humanos». Y añaden «Seréis juzgados por vuestros crímenes contra nuestros hermanos y hermanas».

El Mediterráneo sigue siendo la peor frontera del mundo para las personas migrantes. Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones